Coronavirus: Makers producen equipos de protección para médicos

27 abril 2020
Fotografía de Kadu Braga mostrando cómo se ve la máscara de protección.
Kadu Braga demuestra cómo se ve la máscara de protección facial producida por el proyecto colaborativo.

Una alianza Porvir | EDUforics

Por Maria Victória Oliveira

En medio a la escasez de equipos de protección hospitalaria para tratar pacientes con coronavirus (COVID-19), educadores, estudiantes y voluntarios en el mejor espíritu del movimiento maker, que tiene como principio la creencia de que cualquier persona puede arreglar, modificar, crear y producir objetos con las manos, han lanzado un grupo de trabajo para ayudar a los profesionales de la salud. En diferentes espacios de fabricación, el grupo está produciendo máscaras faciales de protección (“face shields”, en inglés) propios para el uso en UCI (Unidades de Cuidados Intensivos).

Así como Italia, que cuenta con miles de infecciones de COVID-19, en São Paulo (SP) parte de los infectados está en la línea del frente de atención (médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud). En los últimos días, fueron cientos los casos de este tipo informados en hospitales que concentran el tratamiento contra el virus. Aliado a otros equipos como gafas protectoras y mascarillas, este tipo de protector facial adiciona una capa extra de protección que les permitirá a los profesionales continuar con la atención médica.

La producción del protector facial está a todo vapor en el ámbito del movimiento Makers Contra a COVID-19. Se trata de un grupo autónomo y horizontal, fundado por amigos que se dieron cuenta de la necesidad de apoyar el combate a la pandemia. Kadu Braga, educador fundador de Teia Inovação Consciente y uno de los articuladores del movimiento, explica que producir las máscaras y distribuírselas a los hospitales es la forma que el grupo ha encontrado para reforzar la importancia del SUS (Sistema Único de Salud) y de la investigación en Brasil, además de ayudar a aquellos que están en la línea del frente.

Foto de una mujer sentada frente a un escritorio de madera
Mujer sentada frente a un escritorio de madera (Darya Tryfanava / Unsplash)

Las máscaras, la cultura maker y la educación

El protector facial está formado por una tiara y una hoja de acetato. En el proceso de fabricación se usan equipos propios del universo maker, como una cortadora a láser e impresoras 3D, tanto para cortar la hoja como para imprimir la tiara. El modelo creado por el grupo “Makers Contra a COVID-19” se llama Viva SUS y, para llegar al formato funcional para UCI, hicieron ajustes y pruebas en contacto con profesionales de la salud y con el Hospital das Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo. Recientemente, la pieza ha obtenido la aprobación de la Dra. Ho Yeh Li, coordinadora de la UCI de infectología de la institución.

Para Kadu, la pandemia ha ayudado a rescatar el verdadero objetivo del movimiento maker de actuar en la educación construccionista y promover el “hacer para aprender”, además del hecho de que usar conceptos y herramientas es una forma de mostrarles a los estudiantes que esta cultura existe para la realización del prototipo de soluciones para problemas reales.

No se trata de hacer que un LED se encienda o que un motor se mueva si no hay intencionalidad, ya sea pedagógica o social.

Según el educador, todo está vinculado: el movimiento muestra la importancia de la investigación y del compartimiento libre, horizontal y autónomo de estos descubrimientos. Ha sido este ideal de la cultura maker el que ha posibilitado la participación de tanta gente en la producción diseminada de los protectores faciales.

“Hemos creado una red a través de internet. Pero como está todo el mundo en cuarentena, no conocemos a la gran parte de la gente que están apoyando al movimiento. Uno de esos días, fuimos a buscar una producción en la región del ABC (São Paulo). Ya habíamos verificado que era una de las mejores producciones, la más profesional y que pasaba en el control de calidad en la primera verificación. Nuestra sorpresa fue grande al ver que era un joven el que producía las máscaras. Nuestro productor de mejor calidad era, prácticamente, un adolescente, o sea, la cultura maker posibilita que los especialistas no sean solo aquellos con muchos años en el mercado, sino personas con acceso a la investigación y al desarrollo autónomo”, explica Kadu.

El joven en cuestión es João Pedro Vilas Boas, estudiante de ingeniería de instrumentación, automación y robótica de la UFABC (Universidade Federal do ABC), institución ubicada en Santo André (São Paulo). Uno de los motivos que explican la excelencia de su trabajo con las máscaras es la larga familiaridad con el movimiento maker. Natural de Bahía, João Pedro participaba en competencias de robótica desde hace mucho tiempo, llegando a campeonatos mundiales. Vino a São Paulo para tener más acceso a este universo y, navegando en foros y videos en internet, empezó a montar impresoras 3D con tan solo 16 años.

Tras trabajar como asistente de robótica en el Colegio Dante Alighieri, en São Paulo, hoy João Pedro integra el equipo de Tenda Digital, que trabaja con soluciones tecnológicas para la educación.

Después de saber del proyecto, decidió, en conjunto con compañeros de la empresa, poner a funcionar las impresoras 3D. “Ya tenemos ‘know-how’ para la producción de piezas en mediana y larga escala, ya conocemos al fabricante, sabemos cuáles son las configuraciones exactas para el tipo de impresión que estamos haciendo. Todo esto ayudó mucho a hacer los ‘face shields’”, afirma.

Para el universitario, la pandemia posibilita la percepción de que la producción de insumos y materiales necesarios no depende tan solo de grandes empresas que, actualmente, están con las producciones reducidas o paralizadas. “Es muy importante que la gente, ya sea del movimiento maker o no, consiga tener este pensamiento de ‘yo también puedo generar cambios, no me hace falta esperar que una fábrica gigantesca lo produzca. Yo puedo, dentro de mi casa y con mis herramientas, producir cosas que van a generar alguna diferencia.’ El movimiento maker está aquí para reforzar que, aunque seas pequeño, es posible generar algún tipo de cambio.”

El movimiento maker en la escuela

Mientras movimientos libres como el “Makers Contra a COVID-19” y universidades están poniendo a disposición equipos, recursos y mano de obra para la producción de las máscaras protectoras, también ya existen movilizaciones en escuelas de la enseñanza primaria y secundaria. Es el caso de Avenues, una filial de una institución norteamericana en São Paulo. Con las clases suspendidas desde inicios de marzo del 2020 por la pandemia, los alumnos decidieron movilizarse y, para ello, contaron con el apoyo de Rui Zanchetta, profesor de “design and engineering” y fundador de la Casa de Makers.

Al mismo tiempo que Rui movilizó las impresoras 3D de su empresa para la impresión de las máscaras protectoras, las madres entraron en contacto con una orientadora educacional en la escuela Avenues, buscando informaciones sobre posibles acciones frente a la pandemia. Con la suma de los esfuerzos, crearon un grupo de WhatsApp con familiares, alumnos, profesores y otras personas que se pusieron a disposición para participar.

“El grupo de WhatsApp creció muy rápido. Empezamos a organizarnos en frentes. Un alumno y yo estamos produciendo los escudos. Otros están proyectando las tiaras, otros están estudiando la formación de alianzas y realizando la comunicación para la recaudación de fondos porque, hasta entonces, la inversión era con recursos propios de la Casa de Makers. Ellos han montado una plataforma de ‘crowdfunding’ (financiación colectiva) y empezaron a pedirme fotos y videos para divulgarlos”, explica Rui.

El profesor resalta también la importancia de la alianza con el movimiento “Makers Contra a COVID-19”, que empezó a usar el espacio de la Casa de Makers para la producción y el montaje de los equipos. “Kadu está haciendo un puente muy bueno con el Hospital das Clínicas porque, además de llevar las máscaras protectoras, tiene un feedback (retorno) de los médicos. Dentro de la escuela, esto es muy importante porque queremos que los alumnos recorran todo el proceso de design thinking cuando abordan un problema. Participan desde la parte de la investigación sobre los escudos hasta la fase devolutiva de los profesionales de la salud.”

Si la movilización ha surgido de forma orgánica, el crecimiento del movimiento y las ganas de los alumnos de participar despertó la idea de hacer que el proyecto formara parte del currículum de la escuela y, así, involucrara objetivos de aprendizaje. “Todo ello ha ocurrido en línea y con las clases suspendidas. Le mandé un correo a la dirección y a otros profesores que tienen objetivos de aprendizaje semejantes y lanzamos el proyecto recientemente. Demanda autonomía, persistencia y habilidad de modelaje. Por esto, invitamos a algunos estudiantes que ya cursaban asignaturas relacionadas. No es algo obligatorio, para no sobrecargar a los alumnos, ya que cursan actividades de otras asignaturas también”.

El profesor sigue la misma línea de Kadu y entiende que la pandemia es una oportunidad para mostrar utilidades de la vida real para el movimiento maker. Para él, las escuelas maker, donde los alumnos reciben archivos listos, perpetúan una cultura de que los procesos son fáciles. “Si tu problema es cargar tus llaves, tu solución puede ser un llavero. Pero si no lo es, ¿para qué hacer el llavero? El movimiento maker sirve para crear solucionadores de problemas, independientemente del área, no solo ingenieros o programadores. Te hace pensar cuáles habilidades y competencias serán útiles para que los alumnos resuelvan problemas reales y a escala local o global y que se posicionen activamente”.

Conoce más

Para obtener más información sobre las especificaciones técnicas para la producción del protector facial, ver fotos y videos de lo que ya se ha producido y entregado a los hospitales, accede a los enlaces a continuación:


Publicado originalmente en Porvir.