El desarrollo humano se ralentiza y aumenta la desigualdad, según un informe de Naciones Unidas

08 mayo 2025
El sesenta por ciento de las personas entrevistadas para el informe de la PNUD tiene esperanzas en que la inteligencia artificial cree nuevas oportunidades de trabajo (img.: iStock).

El informe anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) alerta de una desaceleración mundial sin precedentes, mientras se agranda la brecha entre países ricos y pobres. El informe explora las posibilidades de la Inteligencia Artificial (IA) y para reducir estas diferencias y reavivar el desarrollo humano.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es el principal organismo de las Naciones Unidas dedicado a poner fin a la injusticia de la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. La principal conclusión de su informe anual 2025, presentado esta misma semana, es que se está produciendo una desaceleración sin precedentes en el índice de desarrollo humano (IDH), que integra indicadores relacionados con la educación, la salud y los niveles de ingresos. Las proyecciones del informe, que lleva por título “Un llamado a decidir: personas y posibilidades en la era de Inteligencia Artificial”, muestran un estancamiento del IDH en todas las regiones del planeta.

Como se ve en la siguiente gráfica del informe, los avances en desarrollo humano a escala global están desacelerándose:

El progreso global del desarrollo humano está perdiendo fuerza. El incremento del IDH mundial proyectado para 2023-2024 es el más bajo desde que se empezó a registrar hace 35 años, y las brechas entre países, que llevaban décadas reduciéndose, han vuelto a aumentar en los últimos cuatro años (fuente: PNUD, 2025).

En lugar de experimentar una recuperación sostenida tras el período de crisis excepcionales de 2020-2021, el informe revela un progreso inesperadamente débil. Si exceptuamos esos años de crisis, el escaso avance del desarrollo humano a nivel mundial previsto en el informe de este año supone el incremento más bajo de los últimos 35 años, desde 1990. Lo peor es que no parece un cambio coyuntural, sino algo más estructural y sistémico, que puede ampliar las brechas existentes.

Más allá del alarmante ritmo de desaceleración del desarrollo global, el informe pone de manifiesto que las desigualdades entre los países ricos y pobres siguen aumentando. Por cuarto año consecutivo se observa un aumento continuado de la desigualdad entre los países con un IDH bajo y los de IDH muy alto. Esto invierte una tendencia de muchos años que mostraba una reducción en las desigualdades entre los países ricos y pobres.

“Durante décadas nos encaminábamos a vivir en un mundo con un desarrollo humano muy alto en 2030, pero esta desaceleración representa una amenaza muy real para el progreso global”, dice Achim Steiner, Administrador del PNUD. “Si el pobre avance de 2024 se convierte en ‘la nueva normalidad’, los objetivos fijados para 2030 podrían demorarse durante décadas, haciendo de nuestro mundo un lugar menos seguro, más dividido, y más vulnerable a las perturbaciones económicas y ecológicas”.

Los retos que plantea el desarrollo para los países con los valores de IDH más bajos son especialmente serios, y se ven agravados por las crecientes tensiones comerciales, el empeoramiento de la crisis de la deuda, y el surgimiento de una nueva industrialización sin creación de empleos.

El informe pone de manifiesto que las desigualdades entre los países ricos y pobres siguen aumentando (img.: iStock).

Expectativas depositadas en la inteligencia artificial (IA)

“En medio de esta agitación global debemos explorar de manera urgente nuevas fórmulas para impulsar el desarrollo”, explica Steiner. “Ante el rápido avance de la IA en tantos y tantos ámbitos de nuestras vidas, es preciso considerar su potencial para el desarrollo. Casi cada día surgen nuevas capacidades y, si bien la IA no es ninguna panacea, las elecciones que hagamos encierran el potencial de reavivar el desarrollo humano y abrir el camino a nuevas vías y posibilidades”.

El informe contiene los resultados de una nueva encuesta que indica que la ciudadanía tiene expectativas realistas y que, al mismo tiempo, se muestra esperanzada respecto a los cambios que puede traer la IA.

La mitad de las personas encuestadas en todo el mundo piensa que sus empleos pueden automatizarse. Una proporción aún mayor —seis de cada diez— cree que la IA tendrá un impacto positivo en su trabajo y que creará oportunidades laborales que quizás ni siquiera existen en estos momentos.

Solo el 13 por ciento de los encuestados teme que la IA pueda destruir empleos. Por el contrario, en los países con un valor de IDH bajo y medio, el 70 por ciento espera que la IA aumente su productividad, y dos terceras partes creen que utilizarán la IA en la educación, la salud, o el trabajo durante el próximo año.

El informe hace una llamada a utilizar la IA con un enfoque centrado en las personas, algo que puede llegar a reconfigurar fundamentalmente los enfoques de desarrollo. Los resultados de la encuesta indican que la ciudadanía mundial está lista para esta clase de ‘reinicio’.

El informe señala tres áreas críticas para la acción:

  • Construir una economía en la que las personas y la IA colaboren en lugar de competir.
  • Integrar la capacidad de actuación humana en todo el ciclo vital de la IA, desde el diseño hasta su aplicación.
  • Modernizar los sistemas educativos y de salud para que respondan a las necesidades del siglo.

La democratización de la IA ya está en marcha. Alrededor de uno de cada cinco encuestados declara utilizar la IA en la actualidad. Y dos terceras partes de los encuestados en los países con un desarrollo humano más bajo esperan usar la IA en la educación, la salud o el trabajo durante el próximo año. Esto hace que cerrar las brechas en el acceso a la electricidad y a Internet sea más urgente que nunca para evitar que nadie quede excluido de las nuevas posibilidades que están aflorando. Ahora bien, el acceso por sí solo no basta: otra brecha real dependerá de la eficacia con que la IA complemente y amplíe lo que hacen las personas.

“Las decisiones que tomemos en los próximos años definirán el legado de esta transición tecnológica para el desarrollo humano”, dice Pedro Conceição, director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD. “Con las políticas adecuadas y el foco en las personas, la IA encierra el potencial de servir de puente hacia nuevos conocimientos, habilidades e ideas capaces de empoderar a todos, desde agricultores hasta pequeños empresarios”.

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