La Tierra supera por primera vez 1,5 °C sobre el nivel preindustrial: ¿qué implica esto?

11 enero 2025
2024 ha sido el primer año con temperaturas medias de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales (img.: iStock).

El año 2024 ha sido el más cálido registrado en la historia y el primer año natural en que la temperatura media mundial superó en 1,5 °C su nivel preindustrial, según el Servicio de Cambio Climático del programa europeo Copernicus. Esto no significa que hayamos alcanzado el límite de 1,5 °C de calentamiento global establecido en el Acuerdo de París sobre el cambio climático, pero sí significa que nos estamos acercando peligrosamente.

En 2024, la temperatura media del planeta superó por primera vez los 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales, un umbral que se estableció en el Acuerdo de París de 2015. En aquella cumbre de Naciones Unidas, las partes firmantes se comprometieron a “proseguir los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático”, recuerda Ernesto Rodríguez Camino, meteorólogo superior del Estado y miembro de la Asociación Meteorológica Española, en declaraciones al SMC España.

La mala noticia la hizo pública el pasado 10 de enero el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el programa de la Unión Europea para monitorizar el planeta vía satélite. El último informe del IPCC señalaba que esto no sucedería hasta principios de la década de 2030, pero los últimos datos no invitaban al optimismo.

“Todas las bases de datos de temperaturas globales muestran que 2024 ha sido el año más caliente desde que los registros empezaran en 1850”, afirma Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus. Hace ya varios meses que se anticipaba esta tendencia.

La revista Nature también se ha hecho eco de esta comunicación pública, realizada de manera conjunta por varias organizaciones internacionales que monitorean de manera independiente la temperatura global. El promedio de los datos recogidos indica un consenso en torno al incremento de 1,55 °C por encima del promedio de 1850-1900, considerado un período preindustrial, esto es, anterior al momento en que los humanos comenzaran a verter grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Los científicos del clima están investigando si el aumento de temperatura de dos años es un bache o si significa que el calentamiento global se está acelerando.

Múltiples causas

Que la llegada al temido umbral de 1,5 ºC se haya acelerado obedece a varios motivos. Aunque el principal sigue siendo que las emisiones de gases de efecto invernadero no se han ralentizado en los últimos años, existe otra causa notable: El Niño, la fase cálida de un patrón climático que afecta a ambos hemisferios.

“El año 2024 ha sido muy cálido, tanto en cuanto a la temperatura del aire como la de la superficie del mar, además de la contribución adicional de la fase positiva de El Niño a la tendencia subyacente al calentamiento causado por el continuo incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero”, indica el meteorólogo Ernesto Rodríguez Camino, miembro de la Asociación Meteorológica Española, en declaraciones al SMC España.

Hay que matizar también que los límites de 1,5 °C o 2 °C establecidos en el Acuerdo de París sobre el cambio climático “no se refieren a un único año específico, como ha sucedido en 2024, sino al promedio en un cierto número de años que filtre las oscilaciones anuales debido a fenómenos como El Niño”, dice el meteorólogo, que aboga por evitar que esta cifra se convierta en una nueva norma a largo plazo.

“Un solo año con temperaturas 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales no significa que hayamos alcanzado 1,5 °C de calentamiento global”, aclara también Joeri Rogelj, director de Investigación del Instituto Grantham de Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College, al SMC británico. “Sin embargo, sí significa que nos estamos acercando peligrosamente. Cada fracción de grado —ya sea 1,4, 1,5 o 1,6 °C— conlleva más daños para las personas y los ecosistemas, lo que subraya la necesidad permanente de recortes ambiciosos de las emisiones”.

La solución pasa por descarbonizar

Para Friederike Otto, profesora titular del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres, “este récord tiene que ser un baño de realidad. El clima se está calentando hasta niveles que llevamos años intentando evitar porque los países siguen quemando enormes cantidades de petróleo, gas y carbón”.

El informe de Copernicus señala que el aumento de 1,5 ºC ha podido agravar las catástrofes provocadas en el último año por las condiciones meteorológicas extremas, y pone como ejemplo las inundaciones de Valencia, los huracanes en Estados Unidos, los tifones en Filipinas o la sequía que afecta al Amazonas.

“Esto subraya la necesidad de invertir más en adaptación y, sobre todo, de no perder de vista el objetivo de 1,5 °C y utilizarlo como una motivación para avanzar de manera más decidida hacia las soluciones”, apunta Cabré. “Antes de que los extremos sean demasiado peligrosos o lleguemos a los puntos de no retorno”.

Los expertos consultados coinciden en el camino a seguir para evitar que este récord se convierta en una tendencia a peor. Los patrones climáticos son inevitables, pero no así la descarbonización de los países y sus economías.

“Aunque el año más caluroso jamás registrado es alarmante, la necesidad de actuar tiene más sentido que nunca: el coste de la energía solar y eólica está disminuyendo rápidamente y ahora es más barata que los combustibles fósiles en muchos países”, dice Rogelj.

Mensajes realistas, sin catastrofismo

A diferencia de hace unos años, ahora la comunidad científica está tratando de huir de un mensaje catastrofista para centrarse en las soluciones al problema.

“El mundo no necesita inventar una solución mágica para evitar que las cosas empeoren en 2025”, coincide Otto. “Sabemos exactamente lo que tenemos que hacer para abandonar los combustibles fósiles, detener la deforestación y hacer que las sociedades sean más resistentes a los cambios climáticos que vemos tan claramente en este informe”.

De acuerdo con Buontempo, “la humanidad está a cargo de su propio destino, pero cómo respondamos a los retos del clima debería estar basado en la evidencia. El futuro está en nuestras manos”.

¿Qué podemos hacer desde la educación?

Al igual que los científicos, la escuela debe huir de mensajes catastrofistas, que paralizan, y centrarse en aquello que se puede hacer para mitigar el problema. Como declaró António Guterres, secretario general de la ONU, “El hecho de que algunos años superen el límite de 1,5 grados no significa que el objetivo a largo plazo esté perdido”. Y añadía: “Significa que tenemos que luchar aún más para volver a encaminarnos… Los líderes deben actuar ahora”.

También los líderes educativos deben actuar ahora. Como nos recuerdan Alberto Rico y Simón Menéndez, vivimos en un mundo de divisiones, a escala personal, con problemas de salud mental cada vez mayores; a escala social, con un aumento de la polarización y las desigualdades, y a escala ecológica, con una desestabilización climática y destrucción ecosistémica sin precedentes, por lo que necesitamos paradigmas que nos reconecten, que nos generen confianza y cohesión.

Según estos autores, la Educación Transformadora puede ayudar a afrontar esta situación construyendo un mundo donde todas las personas puedan ser agentes de cambio capaces de transformar su entorno e incidir positivamente a su alrededor.

Además, recuerdan, como educadores también somos agentes de cambio en el momento en que asumimos nuestro doble rol, como guías en el aprendizaje y como impulsores de cambios educativos y sociales. Para ello, no proponen un modelo educativo unitario, sino aprender de los patrones de escuelas, redes, organizaciones y referentes de todo el mundo que llevan décadas generando cambios a través de la educación de maneras diferentes. Estos patrones nos muestran caminos transitables para aprender como sistema, repensar la educación como herramienta para el cambio social y el rol de la infancia y la juventud en ese cambio.


Fuente: SINC

Para saber más

  • Jeff Tollefson (2025). Earth breaches 1.5 °C climate limit for the first time: what does it mean? Nature, 10 January. Recuperado de este enlace.
  • Alberto Rico Trigo y Simón Menéndez Sadornil (2025). Educación transformadora. ¿Puede la educación transformar realmente el mundo? EDUforics. Recuperado de este enlace.