Los niños de dos y tres años ya piensan en términos de ‘posibilidades’

12 noviembre 2024
Los niños pequeños comprenden cómo funciona la posibilidad, incluso antes de tener el lenguaje adecuado para describirla (por ejemplo, palabras como ‘imposible’ e ‘improbable’) / Img.: iStock.

Un estudio de la Universidad Johns Hopkins (EE UU). demuestra que los menores de dos y tres años distinguen entre los eventos imposibles y los simplemente improbables. Lo más interesante es que aprenden significativamente mejor después de experimentar lo que los investigadores llaman 'situaciones imposibles’, porque les obliga a buscar explicaciones y a reevaluar lo que pensaban que sabían.

El nuevo estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, revela que los niños de dos y tres años comprenden cómo funciona la posibilidad, incluso antes de tener el lenguaje adecuado para describirlos (conocer palabras como ‘imposible’ e ‘improbable’).

Se trata del primer trabajo científico en demostrar que los más pequeños distinguen entre este tipo de eventos, y aprenden significativamente mejor después de experimentar lo que los investigadores llaman ‘situaciones imposibles’

“Los niños pequeños ya piensan en términos de posibilidades”, explica Lisa Feigenson, codirectora del Laboratorio de Desarrollo Infantil de la Universidad Johns Hopkins (EE UU). “Queríamos saber si los niños pequeños piensan en estos estados mentales antes de tener años de experiencia y de tener el lenguaje para describirlos”.

Cómo se hizo el experimento

En la investigación se mostró a los menores una máquina de bolas de chicle llena de juguetes. Algunos vieron una mezcla de juguetes rosas y morados, mientras que otros solo vieron juguetes morados. Más tarde, se les dio una moneda para sacar un juguete de la máquina.

Los niños que vieron la mezcla y sacaron uno rosa no se sorprendieron, ya que había alguna posibilidad de obtener un juguete rosa. Sin embargo, algunos niños que vieron solo juguetes morados y sacaron uno rosa, experimentaron una ‘situación imposible’.

Los niños que vivieron la situación imposible aprendieron significativamente mejor que los demás

Después de cogerlos, se les dijo el nombre del juguete y se les pidió que lo recordaran más tarde. De esta manera, aquellos que vivieron dicha situación imposible aprendieron significativamente mejor que los demás, mientras que los eventos improbables no generaron el mismo impulso de aprendizaje.

Aprendizaje intensificado

Feigenson y su colega Aimee Stahl, coautora del estudio, creen que los niños aprenden mejor después de eventos imposibles porque estos les impulsan a buscar explicaciones y les obligan a reevaluar lo que pensaban que sabían. Cosa que no ocurre con los eventos improbables, a pesar de ser sorprendentes.

Los nuevos hallazgos concluyen que los padres y educadores podrían crear momentos de aprendizaje intensificado al presentar situaciones misteriosas que los niños no puedan explicar fácilmente.

Referencia


Fuente: SINC