La inteligencia artificial y el futuro de la educación  

03 junio 2025
Según el informe Future of Jobs 2025 del Foro Económico Mundial, Las competencias en inteligencia artificial destacan entre las más demandadas hacia 2030 (img.: iStock).

El director de innovación sobre inteligencia artificial (IA) en Novartis analiza las posibilidades de IA para la educación y sugiere cómo utilizarla de una manera responsable, en el marco del SIEI 2025, organizado por la Fundación SM en México. 

Un poco de prospectiva  

Hay muchas expectativas acerca del mundo del 2030, o sea, de lo que va a pasar en cinco años. El Foro Económico Mundial hacía estas estimaciones sobre las habilidades de mayor demanda y crecimiento hacia 2030: 

Básicamente, las habilidades que se consideran necesarias para este período son creative thinking, resilience, technological literacy; y, en primer lugar, inteligencia artificial y big data.  

Si observamos el mundo de hoy, los mejores puestos, los que tienen acceso a oportunidades de trabajo remoto, los mejor remunerados ocupan áreas de tecnología; personas que estudiaron en el año 2000 temas de programación, de cómputo. El mundo al que van a salir los chicos y las chicas que están hoy en las escuelas es un mundo donde la inteligencia artificial, queramos o no, va a existir. Es algo que ya está pasando, ya es una realidad. Tanto que, por ejemplo, China, a los niños desde los seis años les está empezando a dar en su currículum educativo temas de inteligencia artificial. La segunda potencia mundial, China, hoy publica más artículos científicos sobre inteligencia artificial que Estados Unidos, y tiene más profesionales en este campo que Estados Unidos.  

Singapur es otro país asiático que trata de estar a la vanguardia educativa. Seguramente muchas personas aquí estarán familiarizadas con la revolución educativa que hizo Singapur. Está empezando a meter inteligencia artificial, pero muy orientada a diferentes casos de uso y necesidades concretas. ¿Por qué? Lo analizaremos más adelante. 

Pero, ¿qué es la inteligencia artificial?  

Cada quien tiene su definición. El gran problema de la inteligencia artificial es que durante los últimos 50 años, entre Hollywood y los libros, nos han malacostumbrado. O va a ser una maravilla utópica que nos ayudará para todo o nos va a destruir; no hay puntos medios. No sé si llegaron a ver la película de Yo robot, o leyeron los libros de Asimov, donde la inteligencia artificial es una maravilla, o Terminator donde nos va a destruir. Estamos muy maleducados en ese tema.  

El ideario popular de lo que significa la inteligencia artificial está demasiado sesgado por los casos de uso, cuando, en realidad, la inteligencia artificial como la conocemos hoy es muy vasta.  

Hay un caso de uso de inteligencia artificial de algo que se llama aprendizaje automático (machine learning), que es algo que hemos estado viviendo durante los últimos 20 años. Cuando ustedes entran a Facebook, a Spotify, a Netflix, a YouTube, las sugerencias que ven están basadas en una especie de inteligencia artificial; en una herramienta que, para fines prácticos y funcionales, no es muy diferente a un chat GPT. El funcionamiento, el entrenamiento y el despliegue de ese tipo de herramientas al público en general sigue más o menos las mismas prácticas.  

Lo que hoy está causando esta revolución es una pequeña parte de todo lo que nosotros conocemos como inteligencia artificial, que es la inteligencia artificial generativa 

El principio es el mismo: es un sistema capaz de tomar decisiones a partir de una gran cantidad de datos. Muchas de las inteligencias artificiales que existen hoy –Clutch, chat GPT, Gemini…- están entrenadas con cantidades impresionantes de datos, trillones y trillones de palabras. Sí hay un gran sesgo, porque seguramente del 70% a 80% de los datos están en inglés y están orientados a un mundo occidental, Europa y Estados Unidos principalmente. Ahí empezamos a ver esos sesgos.  

Estas decisiones son a partir de datos, pero de datos que están sesgados. Esto no es un nuevo problema; ha existido desde hace muchos años. Sistemas de crédito, sistemas de recomendación, todos estos temas han estado históricamente sesgados hacia minorías y poblaciones poco representadas en esos datos. Algo que yo siempre les digo a mis alumnos cuando doy clase es “¿ustedes tienen un blog?, ¿escriben un libro?, ¿escriben en internet?”. La gran mayoría me dice que no; de acuerdo, entonces, ustedes no están representados en esta inteligencia artificial. Las personas que sí están representadas en un chat GPT son quienes han sido publicados o que publican su contenido constantemente. Prueben con preguntas a chat GPT, es un bonito ejercicio, pregúntenle quiénes son ustedes. Si tienen un perfil de LinkedIn, si tienen un blog, sabrá quiénes son. Si no, no tiene la más remota idea de quiénes son ustedes.  

Cuando nos vamos al área educativa, algo que me siempre me ha gustado es darme cuenta realmente de cuál es el diferenciador en la educación. Ustedes lo han visto. Empezó el internet y empezó esta revolución educativa donde aparecen startups ofreciendo todo tipo de cursos en plataformas. Aquí empecé a ver algo; realmente la plataforma cualquiera la puede hacer, pero lo que es rey y sigue importando y ha importado históricamente en la historia de la educación es el contenido y el profesor. Cualquiera puede generar un plan de estudios, ponerse a hacer cinco pdf’s, pero la forma en la que eso se comunica sigue siendo la parte más importante.  

¿Por qué menciono esto? Recuerdo una startup, que se llama Chegg, que ayudaba con la tarea a chicos de secundaria en Estados Unidos. Todo el modelo de negocio era eso. Sacabas tu cuenta, decías “oye mi hijo, mi hija va en segundo de secundaria y tiene problemas con la tarea de matemáticas”, y te ayudaba a resolver una ecuación; un despeje de ecuaciones se hace así. El CEO de esa startup renunció diciendo “chat GPT acaba de destruirnos. No solamente perdimos mercado, la destruyó”. Él dijo, “de un mes al siguiente perdimos 90% de las suscripciones, porque lo que yo hacía, que era justamente ayudarle al chico y demás, chat GPT lo hace más barato, mejor y de manera diferenciada”. ¿Por qué? Porque si el chico no entendió algo en particular, no tienes un relojito atrás marcándote la hora como taxi, y a la hora te vuelve a cobrar. A chat GPT puedes estar cinco horas preguntándole cosas y nunca te va a decir “ya me cansé”. No es el futuro del 2060 ni del 2030, es la realidad de hoy. Tenemos que hacernos a la idea de que los alumnos le preguntarán a chat GPT; es inevitable.  

En esta “inevitabilidad”, ¿qué pueden hacer las escuelas? ¿Dónde entra la labor de todas las educadoras y educadores y esa responsabilidad con los alumnos? ¿Qué pasaría en un mundo donde no les enseñáramos inteligencia artificial a los chicos?, ¿cómo van a salir? Hoy tenemos el ejemplo de las redes sociales, y por eso justamente la serie Adolescencia. Ya vimos qué está pasando en un mundo donde dispusimos que en el salón de clase no se tocan las redes sociales y los mandamos sin educación, sin preparación a un ecosistema que lo que está buscando todo el tiempo es secuestrar su atención. Muy similar a lo que se decía de los videojuegos antes. Las redes sociales están diseñadas para que las personas no se vayan. Y la respuesta del sistema educativo, no de todos, es “pues en el salón no se abre la tableta, es bronca en tu casa”, y los papás, entre la saturación y el desconocimiento, pues permiten que abran su cuenta de Facebook sin saber de privacidad. Tenemos una crisis en nuestras manos.  

¿Cómo hacer de la IA un diferencial para la escuela? 

La pregunta no es si se usará o no inteligencia artificial en el futuro. No, la van a usar. Es como si, cuando nosotros estábamos en secundaria, nos hubiéramos preguntado si se utilizará Word y Excel en el futuro. Es inconcebible pensar que alguien no sepa utilizar una computadora hoy. Existen trabajos y personas que no utilizan computadoras, estamos de acuerdo, pero nosotros sabemos que es el futuro profesional, y ustedes lo ven en todas las escuelas con el inglés y la programación por todos lados.  

¿Qué hacer ante esta realidad? Enrique Siqueiros y yo creamos una comunidad que llamamos EurekAI, una alianza entre ingenieros, abogados y filósofos que nació de un debate: inteligencia artificial, ¿sí o no?, ¿cuáles son los sesgos? Tenemos un podcast donde hemos analizado varios temas de filosofía para niños; nos hemos enfocado mucho en estos programas para tratar de atender esos problemas: cómo utilizar y cómo enseñarle a los niños, a los profesores y a los padres a utilizar estas herramientas de manera que optimicen todos estos recursos, la información y todo lo que tienen al alcance de sus manos para desarrollar herramientas críticas, pero, también, para forjarse y tener un lugar en el mundo del 2060, que era lo que hablábamos al inicio.  

Seguramente, muchos de ustedes recordarán cuando, hace 25 años, Kasparov, uno de los grandes jugadores de ajedrez a la fecha, fue derrotado por una computadora, por una inteligencia artificial. Si le preguntan a Kasparov si puede ganarle a una IA, responderá que no, que lo sobrepasó, porque es un juego muy fácil para una inteligencia artificial por su naturaleza; tiene movimientos bastante claros y sencillos. Pero lo que se reporta poco es que, años después, se hizo una versión de la IA donde Kasparov interactuaba con la inteligencia artificial. Le mostraba el tablero; sugería cierta cantidad de movimientos, pero él era libre de hacer la elección que deseara. Así, jugó otra vez contra la misma inteligencia artificial y esta vez le ganó, porque utilizó la inteligencia artificial no como un sustituto de su habilidad como jugador de ajedrez, sino como una especie de apoyo y exponenciador de su habilidad de jugar ajedrez.  

La gran pregunta no es por qué las computadoras son buenas en ajedrez, eso es muy fácil de responder, sino por qué los humanos somos buenos en ajedrez. Es decir, por qué le podemos dar batalla a una máquina que puede calcular todos los posibles patrones en el tablero. Desde chicos, empezamos a generar una habilidad crítica que, si de repente se ve sustituida por una inteligencia artificial, ni siquiera sabrás cuál es el movimiento adecuado. Entonces, lo que nosotros proponemos siempre ha sido utilizar la inteligencia artificial como un apoyo al pensamiento estratégico. Pasará eventualmente que la IA se equivoque, y es importante que el estudiante tenga esa capacidad crítica de detectar cuando suceda. El mundo, por ejemplo, de tirar código, de hacer programas de computación está cambiando radicalmente. En 10 años ya no vamos a tener que aprender a programar como hoy. Es decir, sí tendremos que aprender las bases, pero el vibe coding, básicamente las partes aburridas de programar, las hace la IA por ti para que te enfoques en lo creativo, en aquello donde tú como ser humano le puedes dar valor.  

Todo mundo puede usar chat GPT, o sea, todos pueden en su escuela pagar la licencia, pero no hay nada diferenciado. Lo interesante es querer que una escuela sea diferente a la otra. Estás accediendo exactamente a la misma herramienta; es como decir que yo tengo más valor porque contraté Excel. En eso hay cero valor; pero que tengas personas que sepan usar Excel de manera óptima te dará valor. Si como escuela tienes profesores que saben usar la inteligencia artificial generativa, incluso al nivel de modificarla lo suficiente con prompts avanzados para que pongan los valores y los principios educativos de la escuela dentro de esa inteligencia artificial generativa; eso es algo que nadie más puede hacer ni copiar. Es uno de sus usos óptimos. 


León Palafox es director de innovación en IA en Novartis y cofundador de EurekAI. 

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