La disminución de la salud mental de los jóvenes: el papel del tiempo frente a la pantalla

01 agosto 2024
Fotografía en primer plano de unas manos con un teléfono móvil.

La relación entre la edad y el bienestar emocional en el año 2011 tenía la forma particular de una U: la felicidad subjetiva era más elevada en la juventud y la vejez, y más baja en la mediana edad. Un artículo de mayo de 2024 (Blanchflower et al., 2024) muestra un cambio en esta asociación. El análisis de los datos de un panel europeo (2020-2023) para Francia, Alemania, Italia, España y Suecia, y de la encuesta del Programa Internacional de Encuestas Sociales (ISSP) para 2011 y 2021, revela que el bienestar subjetivo aumenta a medida que las personas envejecen, de modo que los jóvenes son el grupo de edad menos feliz.

Los autores del artículo son David G. Blanchflower, profesor de Economía en Dartmouth College; Alex Bryson, profesor del Social Research Institute en la University College de Londres; Anthony Lepinteur, profesor del Department of Behavioural and Cognitive Sciences en la Universidad de Luxemburgo, y Alan Piper, profesor en el Departamento de Economía de la University of Leeds Business School

Blanchflower, D. G.; Bryson, A.; Lepinteur, A., y Piper, A. (2024). Further Evidence on the Global Decline in the Mental Health of the Young (Working Paper No. 32500).

Disminución del bienestar entre los jóvenes

La investigación de Blanchflower et al. (2024) analiza la relación entre la salud mental, la edad y el tiempo frente a la pantalla. Se observa que los problemas de salud mental disminuyen con la edad, mientras que el bienestar subjetivo aumenta a medida que las personas envejecen. Estos cambios reflejan una tendencia positiva en el bienestar general conforme se avanza en edad.

Desde la Gran Recesión en 2008, se ha observado una disminución notable en el bienestar de los jóvenes. Esta reducción se caracteriza por un aumento en las notificaciones de problemas de salud mental y un incremento de las tasas de suicidio entre los jóvenes, especialmente entre las chicas. Existe debate sobre si esta disminución refleja un empeoramiento real de la salud mental o un aumento en la notificación de problemas debido a la reducción del estigma en torno a la salud mental. El aumento de los problemas de salud mental ha coincidido con el aumento de las tasas de suicidio, lo que sugiere un empeoramiento genuino de la salud mental. Por ejemplo, en Estados Unidos, las tasas de suicidio de las jóvenes aumentaron de 3,9 por cada 100.000 en 2010 a 6,1 en 2021. También en Canadá, las visitas por problemas de salud mental entre los jóvenes aumentaron significativamente, y las hospitalizaciones por autolesiones entre las adolescentes aumentaron un 138 % de 2010 a 2017. El aumento abrupto en la notificación de problemas de salud mental sugiere factores más allá de la reducción gradual del estigma, dado que los efectos de estigma producirían probablemente cambios más graduales.

Para ilustrar estas tendencias, la siguiente tabla muestra el porcentaje de jóvenes clasificados con un “trastorno probable” de salud mental en Inglaterra entre 2017 y 2023, divididos en tres grupos de edad (8-16, 17-19 y 20-23) y desglosados por género (chicos y chicas). Se trata de la información proveniente del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, “Mental Health of Children and Young People in England, 2023 – wave 4 follow up to the 2017 survey”.

Porcentaje de jóvenes con trastornos mentales probables en Inglaterra (2017-2023)

Año

8-16 chicos

8-16 chicas

17-19 chicos

17-19 chicas

20-23 chicos

20-23 chicas

2017

12,6 %

12,4 %

7,0 %

13,4 %

10,9 %

22,6 %

2020

16,9 %

17,2 %

8,7 %

27,3 %

2021

17,4 %

18,0 %

10,3 %

24,8 %

2022

19,4 %

18,5 %

18,7 %

33,1 %

2023

20,8 %

19,8 %

15,4 %

31,6 %

14,5 %

29,0 %

“Mental Health of Children and Young People in England, 2023” (NHS). Reproducido de Blanchflower, D. G.; Bryson, A.; Lepinteur, A., y Piper, A. (2024). Further Evidence on the Global Decline in the Mental Health of the Young (Working Paper No. 32500). National Bureau of Economic Research (http://www.nber.org/papers/w32500).

Ha habido un aumento constante en el porcentaje de jóvenes con posibles problemas de salud mental en todos los grupos de edad y géneros a lo largo del tiempo (Blanchflower et al. 2024). En todos los años, las chicas tienden a tener porcentajes más altos de posibles problemas de salud mental en comparación con los chicos en los mismos grupos de edad. El aumento es particularmente notable en las jóvenes de 17-19 años, donde el porcentaje casi se duplicó de 13,4 % en 2017 a 31,6 % en 2023. Este fenómeno parece haber comenzado en 2011, antes de los confinamientos del COVID-19. La caída en la salud mental es más rápida entre las mujeres jóvenes de 14 a 24 años.

Reproducido de Blanchflower, D. G.; Bryson, A.; Lepinteur, A., y Piper, A. (2024). Further Evidence on the Global Decline in the Mental Health of the Young (Working Paper No. 32500). National Bureau of Economic Research

El gráfico ilustra cómo la depresión (PHQ) y ansiedad (GAD) disminuyen con la edad, mientras que la satisfacción con la vida aumenta. Los datos se han extraído del panel Come-Here para Francia, Alemania, Italia, España y Suecia entre 2020 y 2023.

El papel del uso de las pantallas en los problemas de salud mental

El trabajo de Blanchflower et al. (2024) muestra que los problemas de salud mental disminuyen con la edad, mientras que el bienestar subjetivo aumenta a medida que las personas envejecen. En total, el trabajo recoge evidencia de una disminución de la mala salud mental con la edad en 47 países. Este aumento de problemas de salud mental y de tasas de suicidio entre los jóvenes se ha observado en paralelo con el crecimiento del uso de pantallas y dispositivos digitales. Blanchflower et al. (2024) sugieren que el aumento del tiempo frente a la pantalla puede estar contribuyendo a esta tendencia preocupante. El tiempo excesivo frente a la pantalla entre los jóvenes puede tener implicaciones negativas para su salud mental.

Los datos para Francia, Alemania, Italia, España y Suecia muestran que los jóvenes con más problemas de salud mental pasan al día más tiempo frente a una pantalla, ya sea en internet o con sus móviles. Además, Blanchflower et al. (2024) señalan que, para un mismo individuo, el mayor tiempo frente a la pantalla está asociado con un empeoramiento de la salud mental. Estos resultados se basan en el seguimiento de los mismos individuos durante varios años, lo que permiten analizar la relación entre el tiempo frente a la pantalla y los cambios en la salud mental. La caída en la salud mental es más rápida entre las mujeres jóvenes de 14 a 24 años, quienes han experimentado el aumento más rápido en el tiempo frente a la pantalla.

Los autores del estudio examinan los datos de la encuesta Come-Here sobre el tiempo frente a la pantalla por día para los menores de 25 años. La pregunta formulada fue: “¿Cuánto tiempo pasaste usando medios, como televisión, internet, en un día promedio entre semana? Incluye solo el uso recreativo, no el uso para trabajo/escuela”. Las opciones de respuesta iban desde 0 hasta 24 horas por día. Los resultados muestran que el tiempo medio diario frente a la pantalla aumenta entre aquellos con depresión y ansiedad más severas. El modelo econométrico de Blanchflower et al. (2024) utiliza datos de corte transversal repetidos, incorporando efectos fijos por país, una variable dummy para mujeres y categorías de edad para los encuestados. El análisis muestra que cuatro horas o más al día frente a la pantalla incrementan la depresión y la ansiedad, y disminuyen la satisfacción con la vida, mientras que seis o más horas están asociadas con pensamientos suicidas.

El segundo modelo econométrico incorpora efectos fijos por persona, lo que permite captar los cambios en la salud mental en una misma persona a lo largo del tiempo. Este modelo de datos de panel confirma que la salud mental se deteriora a medida que una persona pasa más tiempo frente a la pantalla. La depresión y la ansiedad aumentan cuando los individuos pasan al menos cuatro horas al día frente a una pantalla. El umbral es un poco más alto para la depresión alta (6+ horas), y un poco más bajo (2+ horas) para la insatisfacción con la vida.

Los resultados de Blanchflower et al. (2024) difieren de los obtenidos por Vuorre y Przyblski (2024), que apuntan a que el acceso a la tecnología tiene un efecto positivo en el bienestar, sin considerar el tiempo de uso.

Conclusiones

Blanchflower et al. (2024) amplían la creciente evidencia empírica que indica un cambio fundamental en la relación entre la edad y la salud mental. El bienestar mejora con la edad, mientras que el malestar disminuye con la edad. Utilizando datos de la encuesta Come-Here para Francia, Alemania, Italia, España y Suecia, la ISSP para muchos países y algunos datos específicos de países como los Países Bajos y Nueva Zelanda, los autores confirman que esta relación ha cambiado fundamentalmente en los últimos años, de modo que la mala salud mental ahora disminuye con la edad, mientras que el bienestar subjetivo aumenta con la edad.

Los datos muestran que aquellos con peor salud mental pasan al día más tiempo frente a una pantalla, ya sea en internet o en su smartphone, y que los aumentos en la mala salud mental están correlacionados con pasar más tiempo frente a una pantalla. Esta evidencia es especialmente evidente entre las mujeres jóvenes, y parece haber comenzado en 2011, antes de los confinamientos por COVID-19, pero no está impulsada por la Gran Recesión  de 2008.

En resumen, el estudio destaca la importancia de gestionar el uso del tiempo frente a la pantalla entre los jóvenes, dado su impacto potencialmente negativo en la salud mental. Es importante llevar a cabo intervenciones y ofrecer un apoyo más efectivo a esta población vulnerable.


Ismael Sanz Labrador es profesor de Economía Aplicada (Universidad Rey Juan Carlos), y Visiting Senior Fellow del Department of Social Policy (London School of Economics).