La importancia del clima escolar, el liderazgo educativo y las relaciones de confianza en los centros educativos
Introducción
“Un buen clima escolar reduce las desigualdades entre estudiantes, incluso desde Educación Infantil”, afirmaban, en 2023, Jessica A. Siegel, Alejandro J. Ganimian y Elise Cappella (profesores del Departamento de Psicología Aplicada de la New York University) en el artículo titulado “¿Puede un clima escolar positivo mitigar las disparidades raciales y étnicas en la calidad de la Educación Infantil? Evidencia de un gran distrito escolar urbano”, publicado en la revista de investigación Early Childhood Research Quarterly.
Estos investigadores analizaban si el clima escolar, específicamente el liderazgo escolar efectivo, los lazos familiares fuertes y las relaciones de confianza, pueden reducir las disparidades en la calidad de la Educación Infantil para estudiantes de minoría (negros y latinos en su estudio). Con este objetivo, Siegel, Ganimian y Cappella analizan 615 escuelas infantiles públicas. Los programas de Educación Infantil de alta calidad, que incluyen apoyo instructivo, conductual y emocional en el aula e interacciones positivas entre docentes y alumnos, tienen efectos positivos a largo plazo en las habilidades de los niños (Yoshikawa et al., 2015). Un año en Educación Infantil de elevada calidad podría eliminar o reducir sustancialmente las disparidades en las habilidades matemáticas y de lectura entre los niños de colectivos minoritarios o vulnerables y el resto de sus compañeros. Sin embargo, los alumnos de colectivos minoritarios van a centros de Educación Infantil de menor calidad en términos de organización del aula, apoyo emocional e instructivo. Siegel, Ganimian y Cappella (2023) consideran que el clima escolar reduce estas disparidades en términos de organización del aula y apoyo emocional, aunque no en apoyo instructivo. Es decir, que un buen clima escolar mitiga las desigualdades existentes en la calidad de la Educación Infantil.
El clima escolar está muy asociado a muchos resultados de los estudiantes, y puede mejorar de forma significativa la experiencia escolar de los niños (Voight y Nation, 2016). Siegel, Ganimian y Cappella señalan que el clima escolar se puede entender ampliamente como la “personalidad de una escuela”, o las normas, relaciones, valores y expectativas que mantienen los estudiantes y el personal. Las percepciones de los estudiantes sobre el clima escolar, incluida su sensación de comunidad escolar y recursos, están asociadas con su desarrollo psicológico, valores educativos, motivación para aprender y resultados académicos.
Siegel, Ganimian y Cappella (2023) describen algunas dimensiones del clima escolar que son críticas para el buen desarrollo de los niños pequeños (National School Climate Center). La primera dimensión es el liderazgo, que implica una administración con objetivos y expectativas claras, que valora altamente las opiniones e ideas del personal del centro y proporciona apoyo para el desarrollo profesional. Una segunda dimensión importante son los lazos familiares fuertes, es decir, un ambiente escolar que fomenta la participación de la familia y tiene éxito en formar asociaciones efectivas con las familias. La tercera dimensión crítica es la confianza, que se refiere a mantener relaciones basadas en la confianza y el respeto entre todos los miembros de la escuela infantil: administradores, educadores, estudiantes y familias.
Estos elementos del clima escolar capturan procesos sociales (por ejemplo, relaciones e interacciones entre profesores, líderes, estudiantes y familias) que pueden actuar como palancas importantes para los resultados escolares (por ejemplo, calidad del aula) en relación con los recursos disponibles para las escuelas que atienden a alumnos de minorías. Siegel, Ganimian y Cappella (2023) concluyen que las escuelas que atienden a muchos alumnos de minorías y que se caracterizan por un liderazgo efectivo, asociaciones fuertes con las familias y relaciones de confianza, tienen los apoyos necesarios para que sus maestros fomenten aulas receptivas y enriquecedoras que aprovechen las fortalezas de sus alumnos y mejoren sus experiencias en Educación Infantil. En términos de liderazgo, los líderes más efectivos consiguen oportunidades de desarrollo profesional para los maestros y utilizan datos para evaluar continuamente el rendimiento. En relación con los lazos con las familias, el equipo directivo y el personal de las escuelas priorizan la construcción de asociaciones familiares-escolares más fuertes a través de una mayor comunicación, invitando a las familias a participar en actividades y, en general, creando un ambiente acogedor. Esto consigue enfoques más alineados con las necesidades académicas y conductuales de los niños, lo que en última instancia promueve aulas con interacciones más positivas y menos interrupciones. Finalmente, las escuelas con climas positivos también tienen relaciones de más confianza y más respetuosas entre maestros, personal, estudiantes y familias, brindando más apoyo a la instrucción en el aula de los maestros. Tales relaciones de confianza también fomentan sentimientos de pertenencia y seguridad para los estudiantes, esenciales para experiencias educativas de buena calidad.
En definitiva, Siegel, Ganimian y Cappella (2023) exploran la relación entre el porcentaje de alumnos de minorías en escuelas infantiles y la calidad de estos centros de Educación Infantil. Estos autores comprueban que las escuelas que atienden a proporciones más elevadas de alumnos de minorías tienen una calidad más baja. Para terminar, atestiguan que un buen clima escolar reduce las disparidades en calidad de las escuelas infantiles con más y con menos porcentaje de alumnos de entornos desfavorecidos.
Ismael Sanz Labrador es profesor de Economía Aplicada (Universidad Rey Juan Carlos), y Visiting Senior Fellow del Department of Social Policy (London School of Economics).