Las competencias para líderes educativos del siglo XXI que no te habían contado
Los autores de este artículo cuestionan con originalidad y cierto tono de humor la tradicional división entre competencias “duras” y “blandas”, una clasificación que, necesariamente, irá modificándose en un entorno cambiante, en transversalidad y complejidad. Frente a ese catálogo estático y desfasado proponen nuevas competencias que se alejan de la esfera convencional pero que, desde el sentido común, se ven muy pertinentes para la toma de decisiones en contextos de incertidumbre, y deberían formar parte del saber hacer de los líderes educativos y los equipos directivos de los centros.
Sin estar en desacuerdo con las competencias clave que recomiendan expertos y organismos internacionales, como el pensamiento analítico, la innovación, el aprendizaje activo, la resolución de problemas complejos, el pensamiento crítico, la creatividad, la originalidad, la iniciativa, el liderazgo, la influencia social, el uso, seguimiento y control de la tecnología, la resiliencia, la tolerancia al estrés, la flexibilidad, el razonamiento, la resolución de problemas, la ideación, y asumiendo la relevancia de las competencias enunciadas en la LOMLOE y en las leyes educativas de otros países, consideramos que en un entorno cambiante como el que vivimos se necesitan otras competencias que no vienen reflejadas en las clasificaciones habituales.
Queremos destacar un conjunto de capacidades, habilidades o competencias (12+1) que, si bien se escapan de la esfera convencional (quizás porque se presuponen, como el valor del soldado), pueden ser muy útiles para el desempeño del liderazgo pedagçogico y el saber hacer de los equipos directivos y docentes. Esas habilidades, capacidades y competencias son las siguientes:
1. Verlas venir (VV)
En un mundo en cambio permanente esta capacidad es determinante, ya que suma la curiosidad del explorador, la clarividencia de quien ve el futuro no como una mera prolongación del pasado, sino como un panorama cambiante, la proactividad del pensamiento crítico y positivo, y la capacidad de sacar conclusiones determinantes donde otros solo ven meros síntomas. Desde esta atalaya obtenemos las claves para la flexibilidad (aprender a cambiar), la adaptación al cambio, el compromiso, la colaboración, el liderazgo, la creatividad, la gestión emocional, la planificación y la orientación a resultados. Verlas venir implica clarividencia para distinguir entre una moda, una tendencia —ya sea micro o macro— y un cambio histórico, e identificar si son disparadores de cambios, intentos fallidos o indicios de provocación, inspiración, innovación y nuevo pensamiento.
2. Descubrir lo emergente (DE)
Debemos aprender a descubrir lo emergente, procurando estar al tanto de lo que sucede para poder anticiparnos e innovar. Es un querer saber sobre el futuro, en base a las novedades, como motor de aprendizaje, pensamiento crítico, absorción de conocimientos, hablar con los demás, pedir opiniones. Sin curiosidad no hay descubrimiento.
3. Crear relatos (CR)
Necesitamos conocer las claves para crear relatos inspiradores que den sentido al futuro y a la vida de la gente. Que no asuste la palabra “storytelling”. Es el relato de toda la vida, adornado de terminología moderna. Pero dominar el relato también implica controlar sus vías de difusión y ser consecuentes. Nuestro trabajo empieza donde termina el relato.
4. Mirar por el parabrisas (MP)
Tenemos que apartar la vista del espejo retrovisor y aprender a mirar por el parabrisas, lo que nos proporciona el hábito de enfocarnos en el futuro sin olvidar que tenemos el volante en nuestras manos y que estamos en el presente. A menudo vivimos en organizaciones especializadas en mirar hacia atrás, sin propósito, plan ni visión más allá del cortoplacismo.
5. Conducirnos con las luces largas (LL)
Si sabemos mirar por el parabrisas, tendremos más facilidad para conducirnos con las luces largas. No hay que deslumbrar, sino iluminar el trayecto, para ayudar a otras personas a alcanzar un lugar al que nunca irían solas. Y ayudarlas a focalizar su atención, en unos tiempos en que nos la ha robado el algoritmo.
6. Aprender a lo largo del día (AD)
La velocidad a la que nos desplazamos deja obsoleto el principio de aprender a lo largo de la vida, obligándonos a un esfuerzo añadido para aprender a lo largo del día. Hagamos un esfuerzo por abrir en nuestras apretadas agendas los espacios que nos permitan ser aprendices vitalicios en versión “beta” permanente. Deleguemos tareas, pero no las que tienen que ver con anticiparse al futuro, fomentar el talento y adaptar las culturas individuales y corporativas a la innovación, que ha de ser el nuevo sistema operativo de los cambios del futuro.
7. Pensar en grande (PG)
El potencial que nos proporcionan las tecnologías que tenemos a nuestro alcance, como la inteligencia artificial, nos invita a pensar en grande y convertirnos en agentes del cambio. No se trata de salir de nuestra zona de confort, sino de ampliarla. Pero disparando a la Luna, nada de intentar llegar a la calle de al lado como máxima aspiración.
8. Ofrecerse a los demás (OD)
Necesitamos, desde una actitud ética, desarrollar la habilidad de ofrecerse a los demás para ser parte de la solución a los desafíos globales en torno al diseño de ofertas seductoras. Este ofrecimiento parte de los conceptos de servicio, servicio público y servicio al público, que parecen lo mismo, pero no lo son.
9. Surfear el cambio (SC)
La transformación permanente lo convierte todo en fungible, obligándonos a convertirnos en seres súper flexibles y con habilidades para surfear el cambio desde la adaptación continua. En el tsunami del cambio vienen continuas olas gigantes, no solo una. Nosotros decidimos: o las esperamos en la playa (y la duda será hasta dónde nos arrastrarán, pero sin vida) o creamos tablas de surf adaptadas para cabalgarlas.
10. Crear comunidad (CC)
En este panorama de complejidad, el mito del llanero solitario y la persona heroica que se hace a sí misma se rompe en pedazos. La única manera de prosperar en el nuevo ecosistema es desarrollar capacidades desde la confianza y la colaboración para crear comunidad. La democratización de la tecnología y la mayor facilidad de acceso a ella nos convierte a todos en comunicadores. Más allá de informar o desinformar, busquemos generar comunidades de intereses donde haya conexión, interdependencia y compromiso –engagement– entre sus miembros.
11. Invitar a vivir aventuras (VA)
En un mundo con tantos estímulos y reclamos, solo podremos mantener unida a una comunidad si somos capaces de invitar a vivir aventuras. Se dice que, ahora, los viajeros no buscan sensaciones, sino experiencias. Salgamos del sillón orejero y de la vertiginosa polarización a la que nos someten políticos y medios de comunicación. Vivimos solo una vez… ¿Acaso no te apetece embarcarte en un sueño?
12. Orquestar personas (OP)
Necesitaremos desarrollar la sensibilidad para orquestar personas, porque el cambio no es una presentación en PowerPoint ni un pódcast generado con IA. El cambio son las personas. Y orquestarlas, que no teledirigirlas, es un superpoder que allanará el camino, las resistencias a los cambios y los muros que nos impiden ir más allá de nuestras propias limitaciones.
Y una competencia adicional (12+1)
El futuro que viene es apasionante, pero nos obliga a convertirnos en seres capaces de habitar los nuevos mundos emergentes. Aprendamos a habitar el mundo, porque no hay futuro sin cambios ni cambios sin resistencias. Seamos disruptores de nosotros mismos y de nuestras pensamientos y creencias limitantes. Esa es la competencia 12+1.
Urbano García Alonso es Licenciado en Ciencias de la Información y ejerce como director de Innovación y Digital en RTVE. Anteriormente ha sido Director General de Canal Extremadura (2017-2021), Director de RTVE Extremadura (1996-2002) (2014-2017), y editor, presentador e informador en radio y televisión.
Juan Carlos Casco es Licenciado en Geografía e Historia, y ejerce como CEO y consultor de EMPRENDEDOREX, entre cuyos proyectos destaca la puesta en marcha de la Universidad Abierta en Línea de Nicaragua, el Programa Nacional “Aprender, Emprender, Prosperar”, y la puesta en marcha de una asignatura obligatoria para el emprendimiento en el sistema educativo nicaragüense, así como la formación de 45.000 docentes. Es miembro fundador de la red educativa Kairós Educación.
Más información
- Urbano García y Juan Carlos Casco (2024). Las 12+1 competencias clave para el siglo XXI que no te habían contado. Ed. Emprendedorex.