Educación en valores cívicos y éticos a través del enfoque competencial 

11 abril 2024
En la selección de las situaciones de aprendizaje y de los contenidos para abordarlas, se debería hacer más énfasis en la dimensión de las interrelaciones sociales, especialmente en primaria (img.: iStock).

La amplitud de cuestiones incluidas en el área curricular de Valores cívicos y éticos, unido a la escasa disponibilidad horaria, hace muy difícil completar de manera exitosa el perfil de salida del alumnado, por lo que sería aconsejable seleccionar situaciones de aprendizaje desde las cuales se pudieran trabajar diferentes competencias específicas de manera simultánea e integrada.  

El enfoque competencial pone de manifiesto la necesidad de que el aprendizaje se realice en conexión con, y a partir de, las necesidades y problemas que en la actualidad la sociedad, y en consecuencia el alumnado, tiene planteados. Se subraya así que el conocimiento, del tipo que sea, se construye y desarrolla como respuesta a problemas e incertidumbres que la realidad siempre y de manera cambiante nos presenta.  

En el currículo de la materia Educación en valores cívicos y éticos, tanto en primaria como en secundaria, este enfoque se concreta en cuatro competencias específicas con respecto a los cuales se formula el perfil de salida y los criterios de evaluación y cuyo desarrollo requiere de conocimientos que se organizan en tres bloques de saberes básicos. En el punto de partida de este enfoque curricular habrá que identificar situaciones de aprendizaje que conecten de algún modo con vivencias y experiencias que, si no lo son ya, puedan ser puedan ser problematizadas y constituyan un reto sobre el que construir el aprendizaje. 

Por un lado, la amplitud de cuestiones incluidas en el área curricular de Valores cívicos y éticos y, por otro, lo muy restringido de la disponibilidad horaria, hacen muy difícil completar de manera exitosa el perfil de salida del alumnado. 

En este marco, abordar de manera disciplinaria y sistemática los saberes básicos no es una opción realista pues la distancia entre estos y la disponibilidad del recurso tiempo es, de hecho, insalvable. Sería aconsejable, en consecuencia, seleccionar situaciones de aprendizaje desde las cuales se pudiera trabajar de manera simultánea e integrada diferentes competencias específicas y diversos contenidos. 

Se trataría de hacer una programación curricular desde muy pocas unidades didácticas en las que las situaciones de aprendizaje exijan la articulación y movilización de conocimientos, habilidades y actitudes requeridos por varias competencias específicas. A ello ayuda, en cierto modo, la propia disciplina ética cuando toma como punto de partida el hecho de que los seres humanos somos seres constitutivamente relacionales. De ahí que las competencias específicas primera y cuarta, cuyo foco es, respectivamente, la autonomía y la construcción de la propia personalidad, y la elaboración de un proyecto vital desde un punto de vista ético y el desarrollo de la empatía, sólo pueden desarrollarse desde la perspectiva de que somos seres que nos construimos en interacción con un medio que es tanto social y político como natural. En ambos ámbitos hay limitaciones que la sociedad y la naturaleza nos imponen y que pueden ser usadas como herramientas para la elaboración del conflicto en la situación de aprendizaje. 

En relación con el contexto social -competencia específica dos- pueden diseñarse situaciones de aprendizaje que, arrancando de experiencias cercanas al alumnado, permitan ver la falta de equidad en las relaciones sociales; o de libertad real de elección en la conformación de las propias opciones, incluyendo en ella los problemas afectivos y de sexo/género. Partiendo de estas situaciones, se pueden poner de manifiesto los problemas de convivencia social y de respeto a derechos básicos, el papel de las instituciones y de las actitudes ciudadanas, los valores y normas -y las declaraciones que las recogen- que pueden contribuir a la solución de problemas. Esto permitiría introducir algunos de los saberes básicos incluidos en el bloque “Sociedad, justicia, democracia” de manera significativa y como respuesta a la problemática correspondiente. 

En primaria, tanto a la hora de seleccionar la situación de aprendizaje como en la selección de las herramientas con las que enfrentarlas -contenidos-, se debería hacer más énfasis en la dimensión de las interrelaciones sociales. Así, cuestiones como el modelo y el significado de la familia (límites, reciprocidad, el cuidado de los más vulnerables…) o la construcción de la propia imagen (a través de las redes, el derecho a la privacidad, la intromisión de los poderes públicos…) pueden servir como ejemplos de situaciones problemáticas a partir de la cual iniciar el proceso de aprendizaje. 

En el caso de la educación secundaria se podría seleccionar y hacer más hincapié en las instituciones sociales y políticas como medio de canalización de conflictos. 

En este caso, cuestiones como la mendicidad y realidad de las personas sin techo (derechos, responsabilidad individual y social, límites a la elección personal, …), la importancia y el uso de las redes sociales (deterioro de otras capacidades individuales, desinformación, privacidad, exigencias de control social, …) podrían servir, asimismo y debidamente contextualizados, como ejemplos. 

En relación con el medioambiente -competencia específica tres- se trata de diseñar situaciones de aprendizaje que pongan de manifiesto la paradójica situación por la cual nuestro modo de vida entra en conflicto con la sostenibilidad del medioambiente. Esto llevará a abordar algunos de los saberes básicos incluidos en el bloque “sostenibilidad y ética ambiental”. La protección y el cuidado de espacios naturales cercanos al centro educativo (el peso de los inconvenientes económicos y sociales, los costes de mantenimiento, …), nuestra responsabilidad en relación con el mundo animal (¿puedo comer y amar a los animales?, la protección de la biodiversidad, …), además de otros problemas conocidos como la presencia del plástico en los espacios naturales o la contaminación del aire, son cuestiones que, dependiendo del contexto en el que se encuentren, pueden conectar con inquietudes del alumnado y enlazar con las competencias requeridas. 

Por último, el diseño y elección de las situaciones de aprendizaje y la organización de las herramientas con las que hacer frente al problema planteado enlazándolo con los saberes básicos constituye el eje del trabajo que cada profesor y centro educativo debe emprender. Conseguir que el alumnado experimente y haga suyo el conflicto del que arranca la situación de aprendizaje resulta un reto crucial para el que se deberán utilizar los más variados recursos: audiovisuales, textos, dramatizaciones, entrevistas, vivencias reales, etc. 


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