Educación plástica, visual y audiovisual en Educación Primaria. ¿Una nueva manera de mirar las artes?
Aprender artes no solo significa saber qué son y cómo son, significa también saber utilizar los recursos y las estrategias que los movilizan para ser utilizados de forma adecuada en contextos concretos, lo que determinará que los aprendizajes adquiridos sean llevados a la práctica, destacando así su carácter competencial.
En la etapa de Educación Primaria (LOMLOE) observamos que los saberes básicos del área de Educación Artística se estructuran en cuatro bloques: Educación Musical, Educación Plástica y Visual, Educación Audiovisual, y Educación en Artes Escénicas y Performativas. Cada uno de ellos, a su vez, se articula en dos ejes: la percepción y el análisis, y la creación e interpretación. Esta división en bloques responde a la definición de las competencias específicas del área, que consideran necesario el aprendizaje de las artes en la formación de ciudadanos críticos. La formación de un pensamiento propio, una autoconfianza y una capacidad de colaboración con los iguales actuarían como pilares fundamentales en el desarrollo personal del alumnado. Y la participación activa en el proceso creativo favorecería una sensibilidad ante el debate del cambio climático, la sostenibilidad y los retos del siglo XXI, tan necesario en nuestros días.
La definición de la Educación Artística como “Plástica”, “Visual y “Audiovisual” ya supone una declaración de intenciones con respecto a la importancia y el papel relevante que se atribuye a esta área en el currículo de la etapa. En la propuesta, resulta también muy significativa la mención que se hace a interrelación entre los cuatro bloques que componen el área, abriendo la puerta a la posibilidad de trabajos por ámbitos de carácter multidisciplinar con el enriquecimiento enorme que ello supone para las materias, los docentes y el aprendizaje competencial.
La división en ejes (análisis y percepción/creación e interpretación) también supone una novedad a lo que hasta ahora se contemplaba en la asignatura de Educación Artística, que antes solo se dividía en Educación Plástica y Visual y Educación Musical, sin definir niveles o ejes de actuación. De esta forma, no solo se valora el conocimiento y la apreciación del hecho artístico en sí mismo, sino que se plantea como eje fundamental que el alumno construya y diseñe el proceso artístico mismo erigiéndose en protagonista de su propio aprendizaje.
¿Educar en artes y a través de las artes?
Este nuevo enfoque supone un enorme ejercicio de modernización curricular solo visto hasta ahora en los sistemas educativos internacionales más avanzados, en los que se contemplan términos como personalización del aprendizaje, aprendizaje multidisciplinar, competencias clave, competencias específicas, así como la deseada desaparición de la estructura del área en asignaturas troncales y optativas que facilita la posibilidad de abordar estos ámbitos de conocimientos con una perspectiva interdisciplinar.
De esta forma, y como anhelada novedad, el currículo de la Educación Plástica y Visual/Educación Audiovisual ofrece la oportunidad de no ser solo el currículo de una asignatura (educación en las artes), sino de pasar a ser un vehículo entre asignaturas que permitiría al arte actuar como catalizador en la adquisición de aprendizajes correspondientes a otras áreas (educación a través de las artes).
El nuevo enfoque curricular, aumentando el margen de autonomía de los centros educativos y del profesorado, asume que el currículo no es solo lo que se aprende en cada asignatura, sino que impregna todo el contexto escolar, ya que incide en la estructura de los centros y en sus características. El currículo solo tiene sentido cuando se lleva a la práctica y es aquí donde radica la importancia de la implicación del profesorado, y también donde la LOMLOE abre la vía a que su margen de actuación sea mayor, facilitando la adaptación real de los aprendizajes a las características de los centros educativos y a los perfiles de su alumnado.
Es una lástima que esta nueva forma de entender las artes en la educación, tan esperada, no haya ido acompañada de la creación de la figura del especialista en Educación Plástica, Visual y Audiovisual para la Educación Primaria que venimos reclamando desde hace tantas leyes y tantos años.
¿Es posible hablar de arte y aprendizaje competencial?
Aprender haciendo ha sido siempre una de las máximas en el aprendizaje en la Educación Artística y, dada la nueva estructura y contenidos del área en la Educación Primaria, este sería el momento oportuno de abandonar clichés y métodos de trabajo anclados en la reproducción automática e irreflexiva y comenzar con un aprendizaje profundo e intelectual de las artes. Convendría, así, introducir prácticas artísticas contemporáneas en la escuela, dejando de lado la elaboración de productos vacíos (elaboración de fichas, adornos escolares, manualidades, etc.,) y pasar a entender la Educación Plástica, Visual y Audiovisual en su dimensión más completa (recepción y participación activa en los procesos artísticos, reflexiones en torno a la construcción de la realidad personal del alumnado, implicación en trabajos con perspectiva de igualdad de género, etc.).
Aprender artes no solo significa saber qué son y cómo son, significa también saber utilizar los recursos y las estrategias que los movilizan para ser utilizados de forma adecuada en contextos concretos, lo que determinará que los aprendizajes adquiridos sean llevados a la práctica, destacando así su carácter competencial.
Esta nueva forma de entender la Educación Plástica, Visual y Audiovisual puede observarse también en la redacción que se hace de la relación explícita de los saberes básicos de los tres ciclos de la Educación Primaria. En todos y cada uno de ellos, por ejemplo, se propone el aprendizaje de propuestas plásticas y visuales contemporáneas (nivel de percepción y análisis) y se incluye el estudio de las fases del proceso creativo y una ejecución colaborativa en la que se valora tanto el interés por el proceso como por el producto final (nivel de creación e interpretación).
El nivel de concreción de la materia deberá ser tratado, también, por las respectivas comunidades autónomas, que ojalá pongan los medios para poder hacer realidad este planteamiento. De lo contrario, nada nuevo ocurrirá en nuestras aulas.
En definitiva, este incremento de la autonomía curricular de los centros educativos y del profesorado supone un magnífico reto para el diseño de situaciones y actividades de aprendizaje ajustadas al proceso de aprendizaje del alumnado que promuevan y a la vez permitan valorar si han alcanzado el nivel de desarrollo competencial esperado. Se conseguirá. Solo así alcanzaremos el éxito educativo al que aspiramos. Y el arte, por fin, será una parte indispensable en esta ecuación.
Para saber más
- Bamford, A. (2009). El factor ¡wuau!. El papel de las artes en la educación. Barcelona: Octaedro.
- Hernández Revuelta, A. (2012). El papel del arte en la adquisición de las competencias para el modelo de enseñanza-aprendizaje del Espacio Europeo de Educación Superior. [Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid]. Disponible en este enlace.