El acceso a un libro de texto mejora los resultados en matemáticas

24 junio 2025
El acceso a libros y otros materiales educativos no solo busca mejorar el rendimiento académico, sino también reducir las desigualdades sociales (img.: iStock).

Un estudio elaborado por Ismael Sanz y Álvaro Choi analiza cómo el uso de libros, tanto impresos como digitales, influye en el aprendizaje. Su objetivo es entender cómo los libros impulsan las competencias lectoras y qué estrategias pueden aplicarse para fomentar la lectura.

La lectura es una habilidad esencial para el siglo XXI. No solo es una competencia básica, sino que también permite adquirir conocimientos, desarrollar el pensamiento crítico, fomentar la creatividad y generar empatía. Además, influye positivamente en el rendimiento en otras áreas como matemáticas y ciencias, ya que estas también requieren habilidades lectoras para interpretar y resolver problemas complejos.

Los datos de PISA 2022 muestran que tener más libros impresos en el hogar se asocia a mejores resultados en varias asignaturas. Esto confirma que un entorno familiar con libros no solo favorece el hábito lector, sino también la curiosidad y el aprendizaje autónomo. Por otro lado, los recursos digitales se han consolidado como herramientas complementarias en los sistemas educativos. Permiten diversificar las metodologías y personalizar el aprendizaje, aunque hay que diseñar estrategias pedagógicas claras que aseguren un uso equilibrado y eviten la fragmentación de la atención.

El estudio “Importancia del uso de libros en la educación: un análisis basado en PISA 2022”, elaborado por Ismael Sanz (Universidad Rey Juan Carlos) y Álvaro Choi (Universitat de Barcelona), analiza cómo el uso de libros, tanto impresos como digitales, influye en el aprendizaje. Para ello, combina revisión de literatura, análisis descriptivos y un modelo multivariante. Su objetivo es entender cómo los libros impulsan las competencias lectoras y qué estrategias pueden aplicarse para fomentar la lectura.

Una conclusión importante del estudio es que una combinación adecuada de libros impresos y digitales puede mejorar tanto la calidad como la equidad educativa. Los sistemas que integran ambos tipos de recursos de forma efectiva consiguen mejores resultados, combinando la profundidad y concentración que ofrecen los libros físicos con la accesibilidad y adaptabilidad de los recursos digitales. Este enfoque híbrido resulta clave en un mundo donde las competencias lectoras son fundamentales para el éxito académico, personal y profesional.

Sin embargo, el acceso y uso de los recursos educativos sigue estando influido por el contexto socioeconómico. Por ello, es urgente que las políticas públicas se enfoquen en cerrar estas brechas, garantizando que todos los estudiantes puedan acceder a libros impresos y digitales de calidad. Esto es particularmente importante en comunidades vulnerables, donde la falta de materiales puede perpetuar las desigualdades educativas.

Recomendaciones

El estudio recomienda cuatro estrategias fundamentales:

  1. Incrementar la disponibilidad de libros impresos y digitales en los hogares y las escuelas, asegurando que estos sean de alta calidad y culturalmente relevantes.
  2. Implementar programas de capacitación para docentes y padres, centrados en maximizar el impacto educativo de los recursos digitales y en fomentar la lectura como hábito.
  3. Desarrollar iniciativas que promuevan la alfabetización temprana y que despierten el interés de los niños por la lectura mediante programas innovadores y accesibles.
  4. Diseñar herramientas de evaluación que permitan medir el impacto de estas estrategias en el rendimiento académico, para ajustarlas según las necesidades emergentes.

Estas propuestas no solo buscan mejorar el rendimiento académico, sino también reducir las desigualdades sociales. El acceso a libros y otros materiales educativos no debe verse únicamente como recurso didáctico, sino como una herramienta para cerrar brechas estructurales.

Una de las aportaciones clave del estudio es el análisis del impacto que tiene el uso de un mismo libro de texto en matemáticas en los resultados académicos. A nivel nacional, se observa una diferencia de 9,5 puntos a favor de los estudiantes que utilizan el mismo libro, lo que equivale a más de un trimestre de aprendizaje.

Adicionalmente, se examina el impacto de la disponibilidad de tecnología digital (ordenadores y tabletas) en el rendimiento en matemáticas. Los datos muestran que la simple presencia de dispositivos digitales en las aulas no garantiza una mejora en los resultados académicos; de hecho, en algunos casos, la correlación es nula o incluso negativa. Esto subraya que el verdadero valor de la tecnología en educación depende de cómo se integre en la enseñanza. Es más efectivo un contenido bien diseñado y alineado con los objetivos pedagógicos que una gran cantidad de tecnología mal utilizada.

En resumen, los libros, tanto impresos como digitales, son más que herramientas de enseñanza: son impulsores del desarrollo personal, social y económico. El reto de los sistemas educativos no es solo proporcionar acceso a estos recursos, sino también asegurar su integración efectiva en las aulas y en los hogares, de forma que se maximice su impacto. Por tanto, invertir en libros y recursos educativos de calidad, tanto físicos como digitales, es invertir en el futuro de la educación y en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y preparada para afrontar los desafíos del siglo XXI.

La equidad en la distribución de materiales y la formación adecuada de docentes y estudiantes son aspectos esenciales para cerrar brechas y elevar el rendimiento. Por ello, se insiste en la necesidad de una evaluación continua de las políticas educativas, que permita adaptar las estrategias según las necesidades emergentes y garantizar que todo el alumnado se beneficie por igual.