La competencia plurilingüe y pluricultural
Hace ya más de 20 años que el Marco Común de Referencia para las Lenguas (MCER) indicaba “lo que tienen que aprender a hacer los estudiantes de lenguas con el fin de utilizar una lengua para comunicarse, así como los conocimientos y destrezas que tienen que desarrollar para poder actuar de manera eficaz” (MCER, pág. 1).
Afortunadamente hay consenso internacional porque contamos con ese faro que nos muestra el camino. Desde entonces se han ido sucediendo en nuestro país leyes educativas que, en este ámbito, han contado con la inestimable guía que ese marco proporciona y que esta propuesta de currículo de enseñanzas mínimas pone en valor desde su inicio.
Sin embargo, seguimos sin alcanzar niveles satisfactorios en Lengua extranjera. ¿Qué nos hace pensar que este nuevo currículo va a lograrlo?
Antes de entrar en materia, me gustaría apuntar a la corresponsabilidad social en el aprendizaje de una lengua extranjera, quizá más relevante que en cualquier otro ámbito del saber. Aprender una lengua extranjera requiere contar con suficiente tiempo de exposición, en contextos significativos y con sentido, pero tiempo al fin y al cabo. Y las horas de clase son del todo insuficientes. Lo saben quienes apuestan por televisiones autonómicas para mejorar la competencia lingüística de sus lenguas cooficiales. ¿Qué pasa con la lengua extranjera? A pesar de los estudios que muestran la relevancia de la versión original para el aprendizaje de una lengua extranjera, sigue sin ser una realidad en nuestro país. Lograrlo sería un gran paso, además de otras acciones que permitieran usos sociales más allá de los que se producen en el tiempo escolar. Un marco curricular adecuado necesita, especialmente en este ámbito, de medidas de mayor alcance social.
Dicho esto, me centraré a continuación en el análisis de esta propuesta curricular que, avanzo, me parece un acierto. ¿Por qué?, ¿dónde pone el foco?, ¿responde a lo que necesitan los estudiantes hoy?
Toda la propuesta se orienta al desarrollo de la competencia plurilingüe y la centra en dos dimensiones: comunicativa e intercultural.
Empezaremos mostrando la lógica del currículo y su organización, a partir de los cinco elementos esenciales comunes a Primaria y a Secundaria. Reflexionaremos, a continuación, sobre cada uno de ellos mostrando los puntos fuertes y algunas debilidades.
1. El perfil de salida
Es el punto de partida de la concreción de las intenciones educativas, la respuesta a qué tipo de sociedad queremos en relación con los grandes retos del siglo XXI.
Según los proyectos de Reales Decretos por los que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria y de la Educación Secundaria Obligatoria, el perfil de salida ‘es la piedra angular de todo el currículo, la matriz que cohesiona y hacia donde convergen los objetivos de las distintas etapas que constituyen la enseñanza básica’. Si se considera ‘piedra angular’ debería tener entidad y peso en la propuesta; y, sin embargo, queda desdibujado. Y ahí viene el ‘pero’. ¿Cómo aparece este elemento? Pues en el párrafo de cierre a cada competencia específica, y siempre de este modo:
- Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de salida: CP2, STEM1, CD2, CPSAA5.
Es decir, se nos remite a unas siglas cuya identificación precisa que vayamos atrás y nos situemos en los cuadros explicativos de las competencias clave, comunes a todas las áreas y materias. Por ejemplo, para descifrar el significado de CPSAA5, tendremos que ir a la COMPETENCIA PERSONAL, SOCIAL Y DE APRENDER A APRENDER (CPSAA) y buscar la 5.
¿Es sensato pensar que alguien va a ir atrás 100 páginas en el texto del Real Decreto para relacionar estas siglas con su significado? Y si lo hacemos, observamos que la relación se establece con los descriptores de las competencias clave y no con el Perfil de salida del alumnado al término de la enseñanza básica.
2. Las competencias específicas
Incluir competencias específicas de área o materia es un cambio relevante. Los marcos curriculares anteriores pasaban de las competencias clave a los objetivos de la materia, de ahí a los contenidos y se cerraba con los criterios de evaluación y/o los estándares de aprendizaje. Es, además, un gran acierto, porque se reconocen los aprendizajes que queremos que los alumnos realicen y siempre está explícito el ‘para qué’. Observemos, por ejemplo, la primera competencia específica de Educación Primaria:
- 1. Comprender el sentido general e información específica y predecible de textos breves y sencillos, expresados de forma clara y en la lengua estándar, haciendo uso de diversas estrategias y recurriendo, cuando sea necesario, al uso de distintos tipos de apoyo, para desarrollar el repertorio lingüístico y para responder a necesidades comunicativas cotidianas.
En esta redacción destacan, a mi juicio, dos aspectos relevantes: el primero es subrayar que las situaciones, para que se comprendan, han de ser conocidas y predecibles porque si los niños conocen la situación de comunicación, comprenden la lengua que la vehicula; y el segundo, es ligar siempre la comprensión de los textos a una necesidad comunicativa. Porque no se comprende en general, sino en el marco de una situación que lo requiere.
Podríamos poner otros ejemplos de competencias específicas: léanlas, son pocas, seis, tanto en Primaria como en Secundaria. Un acierto que contribuirá a acercar, a aterrizar, las competencias a la práctica del aula.
3. Los saberes básicos
Se agrupan en solo tres bloques: Comunicación, Plurilingüismo e Interculturalidad. Esta organización lanza un mensaje claro: aprendemos lenguas extranjeras para comunicarnos en una sociedad plurilingüe e intercultural.
En un artículo anterior publicado en este mismo sitio nos referíamos a la relevancia de que la Lengua extranjera fomente el valor de la diversidad personal y cultural, o el uso crítico, ético y responsable de la cultura digital. El currículo está lleno de guiños a ese uso comunicativo con alumnado de otros países, de otras culturas. Además, existe una continuidad curricular verdaderamente armónica entre las dos etapas.
Me gustaría destacar que el apartado de los saberes en Primaria y en Secundaria se abre con una palabra: ‘autoconfianza’. Y esa palabra mágica se acompaña de ‘reflexión sobre el aprendizaje’. ¿Cuál podría ser la razón de iniciar los saberes así? Pues que solo aprendemos si nos sabemos competentes, si nos atrevemos a comunicarnos en una lengua que estamos aprendiendo, si nos ayudan a pensar sobre los procesos y a valorar los errores como las mejores ayudas para aprender. Una buena forma de iniciar la relación de saberes.
4. Los criterios de evaluación
Son claramente competenciales y recogen lo que se espera que los estudiantes sean capaces de hacer. Destacaría que se pone el foco en la comparación y el contraste con otras lenguas, tan relevante y eficaz para aprender una LE.
También me gustaría referirme a que estos criterios favorecen la inclusión de todo el alumnado, porque su formulación es claramente competencial, lo que implica que todos, todos, pueden aprender y avanzar.
5. Las situaciones de aprendizaje
Este marco curricular da mucha relevancia a las situaciones de aprendizaje porque al final es lo que concretamos en nuestras aulas y lo que llega a cada alumno. ¿Cómo diseñar situaciones de aprendizaje orientadas hacia la adquisición de competencias? Poco se nos dice. Está claro que en este punto la concreción no corresponde a un Real decreto de enseñanzas mínimas, tampoco a los currículos que establezcan las Comunidades Autónomas. Son competencia de los centros educativos, de los docentes. Sin embargo, las referencias a este elemento tan relevante son escasas y colaterales y, a mi juicio, merecerían una clarificación mayor porque ese es el verdadero aterrizaje.
La Lengua extranjera es una herramienta única para comunicarnos, para conocernos, para convivir. Una herramienta que permite como ninguna traspasar fronteras, abrir las puertas y las ventanas de las aulas y propiciar experiencias gratificantes, emocionantes. Aprendizajes que cada alumna, cada alumno, pueda incorporar a su propia e inolvidable historia.