La propuesta curricular de enseñanzas mínimas de Biología y Geología
La ciencia escolar no se nutre solo de la ciencia "oficial”, sino que gran parte se basa en la publicidad, los medios sociales, el entorno familiar, entre otros. Su utilidad para el alumnado también es distinta, lo que esta propuesta curricular intenta cubrir mediante un enfoque competencial basado en situaciones de aprendizaje.
La propuesta curricular de Biología y Geología brinda la oportunidad de acercar la ciencia al alumnado, conectándola con su realidad y con los grandes problemas globales urgentes relacionados con la salud humana y ambiental a los que nos enfrentamos en el presente, y a los que nos tendremos que anticipar buscando soluciones creativas basadas en el pensamiento crítico.
La meta es enseñar al alumnado a usar conocimientos específicos integrando valores para llevar a cabo acciones responsables, como las que plantean los objetivos de desarrollo sostenible de la UNESCO: cuidar el medio ambiente, integrar hábitos de vida saludables, optar por un modelo de consumo sostenible, etc.
Se incorporan elementos esenciales para la mejora de la enseñanza y aprendizaje de Biología y Geología, entre los que destacan: la toma de conciencia, la agencia frente a problemáticas socio-científicas, así como el desarrollo de un pensamiento sistémico. Se busca además que el alumnado valore el papel de la ciencia y su importancia para el desarrollo social en términos de sostenibilidad ambiental.
La nueva orientación de esta propuesta curricular pretende desarrollar la alfabetización científica para el compromiso y agencia ciudadana mediante seis competencias específicas que estimulan la activación de conocimientos vinculados a esta y otras disciplinas. Estas competencias traen como novedad el desarrollo de pensamiento crítico en contextos relacionados con el auge de las noticias falsas, las pseudociencias, y las amenazas al bienestar ambiental y social derivadas de la acción humana.
Mediante la elección de estas competencias, se prioriza la capacitación del alumnado para el ejercicio de un pensamiento crítico informado que involucre al alumnado en el desempeño de prácticas propias de la investigación científica como la búsqueda y análisis de información fidedigna, el uso de datos o pruebas en la elaboración y evaluación de argumentos, etc. De este modo, se pretende promover no sólo consumidores/as críticos/as, capaces de diferenciar ciencias de pseudociencias, sino también productores/as de ciencia crítica capaces de aplicar conocimientos científicos para resolver problemas cotidianos que requieren de la biología y de la geología.
Sin embargo, el carácter específico de estas competencias no resulta evidente hasta llegar a las dos últimas, que relacionan el desarrollo de pensamiento crítico y prácticas científicas con situaciones específicas de aprendizaje de biología y geología. Las cuatro primeras, íntimamente vinculadas, presentan un carácter más transversal. Teniendo en cuenta que el desarrollo de competencias específicas depende del contexto en el que se articulen, y a su vez, de los saberes disciplinares, el currículo de biología y geología ha de integrar ambos.
La organización de saberes básicos de 1º a 3º de la ESO en ocho bloques permite continuar conocimientos introducidos en Primaria, lo que es pertinente, aunque su alcance resulta ambicioso. Se amplían contenidos de cinco bloques: “Proyecto científico”, “Seres Vivos”, “Ecología y Sostenibilidad”, “Cuerpo Humano”, “Hábitos saludables”; y se integran saberes novedosos en tres bloques: “La célula”, “Geología”, “Salud y enfermedad”. En 4º de la ESO se amplían los bloques de “Proyecto Científico” y “Geología” y se incorporan dos nuevos bloques: “Genética y Evolución” y la “Tierra en el Universo”.
Esta organización, que puede resultar abrumadora, podría mejorarse en dos sentidos:
- Reduciendo el número de bloques, uniendo los tres relacionados con la salud y el cuerpo humano en un único bloque, y el de seres vivos con ecología y sostenibilidad en otro bloque.
- Estableciendo una progresión de aprendizajes básicos que contemple la complejidad cognitiva de las nociones, así como la interdependencia entre estas.
Cabe preguntarse cómo podemos ayudar al alumnado a entender la noción de ser vivo sin introducir la teoría de la evolución que explica el origen común de las especies. Además, no se prioriza una visión holística de los fenómenos biológicos y geológicos, y, en consecuencia, la integración de saberes alrededor de estos.
La geología está presente a lo largo de toda la ESO, pero no se le da la importancia que merece. Sería necesario desarrollar de 1º a 3º aspectos que permitiesen valorar la utilidad de la geología para la interpretación de elementos o fenómenos naturales, lo que no se fomenta hasta el último curso.
La propuesta curricular es poco realista y selectiva respecto a los aprendizajes esenciales que se pretenden lograr. La sobrecarga de contenidos a impartir en un exiguo horario convierte la tarea de enseñar en todo un desafío para el/la docente.
Saberes indispensables como la Genética y Evolución, aunque parece que se integran, siguen tratándose de manera separada, lo que propicia una visión compartimentalizada como en el pasado. Además, es preocupante que se traten en el último curso, cuando Biología pasa a ser una materia optativa. Esto significa que una gran parte del alumnado no accederá a conocimientos para interpretar fenómenos de la evolución que continúan operando hoy en día, ni a los avances de genética, cuya comprensión es indispensable para la toma de decisiones responsable e informada, competencia que se pretende desarrollar.
Los criterios de evaluación se articulan de forma clara, siendo su formulación útil para que los/las docentes puedan evaluar objetivamente el grado de desarrollo competencial de su alumnado. Estos criterios incluyen indicadores equiparables con niveles de desempeño de competencias.
Sin embargo, conviene replantearse si estos criterios son alcanzables teniendo en cuenta que el tiempo que vamos a poder invertir en la enseñanza de la biología y la geología, que continúa siendo insuficiente. Un currículo que posibilite la activación de conocimientos científicos y de pensamiento crítico para la participación social es lo deseable, pero hemos de pensar que esto requiere de tiempo.
No resulta lógico repetir errores anteriores. Caminemos hacia la integración ciudadana de nuestro alumnado disponiendo de más tiempo, motivación y dedicación para una enseñanza efectiva de la biología y geología.