Reseña: “Aprender a formar lectores”

Este libro de Paloma Jover invita a situar la lectura en el centro del proyecto educativo, más allá de los clásicos ejercicios de comprensión literal. La autora de esta reseña, una maestra experimentada en la animación a la lectura, destaca que no se trata solo de una guía para enseñar a leer, sino de una invitación a repensar la escuela desde la lectura, a devolverle su función transformadora y su dimensión poética.
Paloma Jover ha logrado lo que muchos manuales de didáctica de la lectura intentan sin conseguir. Tender un puente entre la teoría académica y la realidad del aula. Aprender a formar lectores no se queda en el terreno de las buenas intenciones ni en los discursos idealistas, es un texto que desciende al terreno práctico, pero sin perder la profundidad ni rigor intelectual. La autora tiene una voz de editora, de maestra y de lectora apasionada.
Begoña Oro, en el prólogo, resume bien la esencia del texto. «No basta con cualquier cosa». Esta frase funciona como hilo conductor de toda la obra, y resume tanto la ética profesional de Jover como su compromiso con una educación de calidad.
El libro tiende un puente entre la teoría académica y la realidad del aula
En un contexto donde la lectura escolar corre el riesgo de instrumentalizarse o de reducirse a ejercicios de comprensión literal. Paloma Jover propone una revolución silenciosa. Volver a colocar la lectura literaria en el centro del proyecto educativo, con el mismo respeto con el que se cuida la ciencia o la matemática, pero desde la emoción, la imaginación y la ética.
El libro se organiza en cuatro grandes estrategias, cada una con una frase que sintetiza su filosofía. Esta estructura repetitiva es una declaración de principios. Formar lectores exige más que entusiasmo, requiere planificación, conocimiento, criterio y acompañamiento.
El uso de bitácoras para el docente al final de cada bloque refuerza la idea de un aprendizaje procesual y autorreflexivo. No se trata de aplicar recetas, sino de construir una práctica viva, adaptable y consciente.
Desde una mirada de bibliotecaria escolar, este libro es una brújula para construir comunidades lectoras. Su mayor virtud reside en la coherencia entre lo que predica y lo que propone. Enseña a planificar un plan lector realista y sostenible. Defiende la biblioteca escolar como corazón del centro educativo, no como almacén de libros. Propone criterios sólidos de selección literaria, alejados del moralismo y del didactismo fácil. Reivindica la lectura como experiencia estética, ética y emocional.
El texto, además, integra una visión de equidad social, recordando que acercar a los niños a la lectura es una forma de justicia educativa y cultura. Su y mayor debilidad, o más bien desafío, es la exigencia intelectual que plantea. No es un manual rápido ni complaciente, requiere tiempo, reflexión y un equipo docente dispuesto a repensar sus prácticas. En contextos educativos sobrecargados o con escasos recursos bibliográficos, su aplicación puede parecer idealista, aunque precisamente por eso es valiosa.
Aprender a formar lectores combina la sensibilidad del mediador, la solidez del investigador y la precisión del editor. No es solo una guía para enseñar a leer, es una invitación a repensar la escuela desde la lectura, a devolverle su función transformadora y su dimensión poética.
María Esther Rodrigo Galán es maestra de Primaria y forma parte del equipo de biblioteca del Colegio Santa María del Pilar donde, además de las labores bibliotecarias, da clases de animación lectora. También trabaja con padres y madres de Infantil, a través de una metodología dialógica, para asesorar, presentar lecturas y ofrecer recursos y recomendaciones para compartirlas con sus hijos.


