GEM 2023: UNESCO pide anteponer a las TIC las necesidades del alumnado y apoyar a los docentes

04 agosto 2023
Una investigación realizada en 14 países concluyó que el mero hecho de estar cerca de un dispositivo móvil distrae al alumnado y tiene un efecto negativo en el aprendizaje / Imagen: iStock.

La UNESCO acaba de presentar (Montevideo, 26 y 27 de julio de 2023) el “Informe de seguimiento de la educación en el mundo – 2023” (GEM 2023, por las siglas en inglés), desde el que hace un llamamiento urgente para un uso adecuado de la tecnología en la educación. El informe, que lleva por título “Tecnología en la Educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?”, explora las tensiones entre tecnología y educación, y trata de determinar los desafíos educativos a los que debería dar respuesta el uso eficaz de la tecnología, así como los riesgos asociados a ella, entre los que destaca la falta de atención y la escasez de contacto humano, con la consiguiente tendencia al aislamiento.

La tecnología fue la gran protagonista durante el cierre de escuelas por la COVID-19. En los círculos escolares se decía que nos acostamos analógicos y nos levantamos digitales, dada la urgencia de responder a una situación inesperada. Sin embargo, la tecnología digital quedó lejos de cubrir la ausencia de la escuela presencial, de modo que con la pandemia se alejaron las metas educativas de la Agenda 2030. El Informe evalúa el recorrido necesario para alcanzar dichas metas, en el que la tecnología digital es una pieza clave, como lo subraya la Declaración de Incheon para el desarrollo del ODS4 sobre educación inclusiva y de calidad: “Es preciso aprovechar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para reforzar los sistemas educativos, la difusión de conocimientos, el acceso a la información, el aprendizaje efectivo y de calidad, y una prestación más eficaz de servicios”.

Tensiones entre tecnología y educación

La tecnología evoluciona a un ritmo vertiginoso, que dificulta un seguimiento adecuado de su impacto real sobre el aprendizaje, cuyos ritmos son muy diferentes. Si a la diversidad de variables del contexto escolar –edades y capacidades del alumnado, niveles educativos, metodologías, entornos escolares, etcétera– le añadimos el cambio acelerado en los productos tecnológicos, incluso antes de que acaben de consolidarse, el resultado es un sistema de alta complejidad del que resulta difícil extraer conclusiones definitivas. Por ello, el informe propone seguir investigando y plantearse preguntas, a veces incómodas, como las que sugiere la nota conceptual del estudio: «¿Quién se beneficia de la adopción temprana de una determinada tecnología? ¿Es a costa del bien común? ¿Los resultados se ven influenciados por intereses comerciales, incluso por quienes crearon la solución tecnológica?«.

Para minimizar las tensiones entre tecnología digital y educación, el informe propone algunas cuestiones esenciales que deberían plantearse todos los responsables de la implantación de soluciones tecnológicas en la educación:

1. ¿Resulta adecuado el uso actual de la tecnología educativa? Es decir, ¿ayuda a fortalecer el sistema educativo y está en consonancia con sus objetivos?

Las investigaciones masivas sobre el impacto de las TIC, como las pruebas PISA, encuentran una correlación negativa entre el uso del ordenador en la escuela y los resultados en términos de aprendizaje, mientras que estudios con enfoques muy específicos encuentran que el uso de tecnologías digitales puede favorecer el logro de las alfabetizaciones básicas cuando se dirigen a objetivos concretos y se apoyan en estrategias de enseñanza centradas en el alumnado. En todos los casos, las tecnologías no aportan beneficios cuando se utilizan en exceso o sin la supervisión de un profesorado cualificado.

Por ello, el informe insiste en la necesidad de centrarse en los resultados del aprendizaje más que en la novedad del aporte tecnológico, y recuerda, en este sentido, que algunas soluciones tecnológicas poco avanzadas, como las clásicas grabaciones de clases en vídeo, han mostrado su efectividad para atender a las poblaciones rurales en China, reduciendo la brecha que las separaba de las zonas urbanas.

2. ¿Es inclusivo y equitativo el uso de la tecnología educativa?

El informe subraya que el derecho a la educación es sinónimo, cada vez más, de derecho a una buena conectividad. Pero la equidad demanda, además de acceso, una regulación adecuada sobre la calidad y la diversidad de los contenidos en línea, y sobre todo, una formación adecuada en competencias digitales para alumnado y docentes. No hay que olvidar que, sin una buena formación, la digitalización de la educación puede ampliar las brechas, marginando aún más al alumnado más desfavorecido, con el consiguiente aumento de las desigualdades en el aprendizaje.

Aunque las competencias digitales están cada vez más presentes en los currículos, el informe critica que, a menudo, los marcos generales de adopción de la tecnología han sido definidos por actores no estatales y, en gran medida, con intereses comerciales.

3. ¿Es escalable?

Existe una cantidad abrumadora de productos tecnológicos en la educación, por lo que se necesita disponer de evidencias fiables y rigurosas sobre el valor añadido que aportan al aprendizaje. La falta de pruebas se justifica, en parte, por el ritmo vertiginoso de evolución de la tecnología, pero también se debe a la falta de exigencia de los centros, que deberían pedir garantías, certificaciones o revisiones externas ante cualquier tecnología nueva. Por ejemplo, cita un estudio bien contrastado, realizado en 14 países, donde se concluye que el mero hecho de estar cerca de un dispositivo móvil distrae a los estudiantes y tiene un efecto negativo en el aprendizaje. Sin embargo, menos de una cuarta parte de los países participantes prohíbe el uso de teléfonos inteligentes en sus escuelas.

Otro de los problemas es que muchas de las pruebas proceden de quienes intentan vender la tecnología. Por tanto, es necesario compartir evidencias imparciales que demuestren la ventaja que aporta, con el fin de garantizar la forma más adecuada de uso en cada contexto.

4. ¿Fomenta este uso de la tecnología un futuro sostenible para la educación?

El informe critica la expansión de las inversiones en tecnología, a pesar del elevado coste de financiación a largo plazo, mientras las necesidades básicas de educación siguen sin satisfacerse. Y recuerda el grave problema de la obsolescencia de los productos tecnológicos, que deberían enmarcarse en un proyecto a medio o largo plazo. Cita como ejemplo que ampliar en un año la vida útil de los dispositivos portátiles de la Unión Europea equivaldría, en término de emisiones de CO2, a retirar de las carreteras casi un millón de vehículos.

A pesar de la voluntad de la UNESCO de hacer de la educación un bien común mundial, la realidad es que el peso de los intereses comerciales en la educación sigue creciendo, y por ello es urgente establecer marcos normativos apropiados en términos de privacidad, acceso a datos, no discriminación y tiempos límite ante la pantalla. El informe denuncia que la falta de regulación afecta directamente a la seguridad del alumnado, cuyos datos están expuestos y a disposición de las empresas tecnológicas. Tan solo el 16% de los países garantizan explícitamente por ley la privacidad de los datos en el sector educativo.

Recomendaciones

El informe hace dos recomendaciones generales, que deberían orientar la toma de decisiones:

  • En primer lugar, pide que el interés superior de los alumnos prevalezca sistemáticamente sobre cualquier otra consideración tecnológica, y especialmente sobre las consideraciones comerciales.
  • En segundo lugar, recomienda que la tecnología sea percibida como un medio, nunca como un fin. En la presentación del informe incide sobre este punto Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, al criticar la tendencia a ver las soluciones tecnológicas como herramientas válidas para todas las situaciones educativas, y a confundir los medios y los fines. También insiste Azoulay en la línea trazada por el informe global «Reimaginar juntos los futuros. Un nuevo contrato social por la educación«, en el que se subraya que la relación entre los docentes y la tecnología debe ser de complementariedad, nunca de sustitución.

A pesar de la gran promesa del aprendizaje personalizado, Azoulay sostiene que no debemos olvidar la dimensión social y humana de la educación: “Vale la pena reiterar lo obvio: ninguna pantalla puede reemplazar la humanidad de un maestro”.

“Vale la pena reiterar lo obvio: ninguna pantalla puede reemplazar la humanidad de un maestro”.

No se trata de una afirmación retórica ni alarmista, porque como explica el propio informe GEM 2023, “los avances en los métodos de inteligencia artificial han aumentado la capacidad de las herramientas de tecnología educativa, lo que ha llevado a especular que la tecnología podría llegar a suplantar la interacción humana en la educación”.

En resumen, el informe GEM 2023 pide mejorar la investigación sobre las tecnologías digitales e identificar las que realmente funcionen. También exige apoyar el acceso a la conectividad y a los recursos educativos abiertos, y formar al profesorado como agente clave para un uso adecuado de la tecnología y para que la digitalización esté al servicio de la enseñanza y del aprendizaje.

Para más información

  • UNESCO (2023). GEM-2023: Tecnología en la Educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?”. Disponible en este enlace.
  • UNESCO (2015). Educación 2030: Declaración de Incheon y Marco de Acción para la realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: Garantizar une educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos. Disponible en este enlace.
  • UNESCO (2023). Nota conceptual del Informe de seguimiento de la educación en el mundo 2023 sobre tecnología y educación. Disponible en este enlace.
  • Eduforics (2023). Tecnologías y aprendizaje. ¿Qué dicen las evidencias? Disponible en este enlace.
  • Eduforics (2022). El nuevo informe global de la UNESCO. Disponible en este enlace.