Evaluación general y de diagnóstico en el marco de la LOMLOE
Lo que no se evalúa, se devalúa, se suele repetir en los claustros. Pues bien, estos días llega a los centros la primera de las grandes evaluaciones previstas en la nueva reforma educativa, la LOMLOE que, a partir de ahora, se celebrará cada curso escolar.
A lo largo de estos días de abril y mayo, todo el alumnado español de cuarto de Primaria y de segundo de ESO está llamado a realizar una gran prueba para comprobar su grado de dominio de las competencias, especialmente, en comunicación lingüística y de la competencia matemática. Además del nivel de desempeño competencial, esta prueba recoge datos de contexto socioeconómico y otros parámetros que servirán para mejorar el análisis de los resultados y ajustar la intervención, a semejanza de otras grandes evaluaciones, como PISA o TIMMS. En contraste con esas pruebas internacionales, la evaluación de diagnóstico no es muestral, sino censal, por lo que recopilará información de los casi un millón de estudiantes escolarizados en esos cursos, de modo que será especialmente precisa y útil.
Como es sabido, la LOMLOE dispone la realización de dos grandes tipos de evaluación del sistema, con el fin de valorar las competencias adquiridas por el alumnado en relación con su contexto socioeconómico, cultural y familiar:
- La evaluación de diagnóstico pretende comprobar el grado de dominio de la competencia en comunicación lingüística y de la competencia matemática, aunque las Administraciones pueden añadir otras competencias específicas. Como hemos señalado, afecta al alumnado de cuarto de Primaria y de segundo de ESO, y es de carácter censal.
- La evaluación general del sistema trata de obtener datos representativos del alumnado, de los centros, de las Comunidades Autónomas y del conjunto el Estado, a través de evaluaciones muestrales, de carácter plurianual, e iguales en todo el territorio español. Está previsto que la primera evaluación general del sistema tenga lugar en 2025 para sexto de primaria y en 2026 para cuarto de ESO.
Ambos procesos de evaluación pretenden impulsar procesos de innovación y mejora en todo el sistema educativo.
Un marco de referencia para las pruebas
La ley prevé que la Conferencia Sectorial de Educación vele para que las evaluaciones de diagnóstico de las distintas Administraciones educativas se realicen con criterios de homogeneidad. Para facilitarlo, existe una publicación de referencia que ayuda en este cometido: «Marco general de las evaluaciones del sistema educativo. Evaluación general del sistema y Evaluaciones de diagnóstico».
Como su nombre indica, el documento presenta los marcos para la evaluación la general del sistema educativo, que incluye competencias clave de comunicación lingüística y en matemáticas y en ciencias, tecnología e ingeniería, así como para las evaluaciones de diagnóstico: competencias específicas de lengua castellana y literatura, matemáticas y lengua extranjera. Y, dado que las Administraciones educativas pueden ampliar las competencias evaluadas, la citada publicación incorpora, además, los marcos para la evaluación de las competencias específicas de conocimiento del medio, en Primaria, y de ciencias experimentales y geografía e historia, en la ESO. El documento marco se puede descargar gratuitamente en este enlace.
Evaluación para mejorar, no para clasificar
Las informaciones derivadas de estas pruebas aportarán información general para la mejora del sistema. Según la LOMLOE, los resultados de la evaluación de diagnóstico tienen “carácter informativo, formativo y orientador para los centros, para el profesorado, para el alumnado y sus familias y para el conjunto de la comunidad educativa”.
Pero los datos deben ser utilizados de forma agregada. No podrán divulgarse datos de un alumno concreto, ni hacer comparativas de centros, que podrían agravar las desigualdades y tensiones del sistema. La ley es tajante en este aspecto, y determina que la evaluación «no podrá amparar que los resultados de las evaluaciones del sistema educativo, independientemente del ámbito territorial estatal o autonómico en el que se apliquen, puedan ser utilizados para valoraciones individuales del alumnado o para establecer clasificaciones de los centros» (Art. 40).
Algún tropiezo inicial
Un artículo reciente de El País denunció el caso de la publicación de los exámenes en una página web oficial una semana antes de que algunos centros acabaran de realizar las pruebas. Se hacía eco de la denuncia de uno de los 94 institutos que tuvieron que retrasar la fecha de la evaluación de diagnóstico por necesidades organizativas. Un docente descubrió las pruebas en la página de uno de los servicios territoriales, en algunos casos acompañadas por sus soluciones correspondientes (en el momento de escribir este artículo, esa página no está disponible). Las trabajó con sus alumnos, advirtiéndoles que las definitivas serían diferentes, pero, para su sorpresa, las pruebas fueron las mismas, de modo que pudieron resolverlas sin dificultad.
Para la Administración educativa implicada esta irregularidad es poco relevante, porque bastará con ignorar los resultados del centenar de institutos para que no afecten a la media, aunque no servirá de mucha ayuda para orientar a estos centros. O tal vez sí, porque un buen resultado denotaría, al menos, interés en el alumnado por obtener buenos resultados, aunque la prueba sea solo informativa y sin repercusiones académicas.