La lectura como acto social: desacralizar el libro como objeto y la lectura como práctica

24 septiembre 2025
Leer hoy implica decodificar, pero también interactuar, crear, compartir y dialogar (img.: iStock).

La lectura es el pasaporte para comprender y vivir plenamente en el mundo que nos rodea, pero existe una desafección hacia las lecturas escolares y crecen las dificultades de comprensión lectora, que pone al alumnado en una situación vulnerable. Para revertir los resultados, el autor defiende el potencial de la lectura en comunidad como fórmula para rescatar esta práctica, convencido de que la experiencia cultural, en los tiempos que vivimos, solo se valida cuando es compartida.

De todas las competencias instrumentales que cualquier estudiante de cualquier sistema educativo del mundo tiene que dominar para asegurar su plena realización vital la lectura es, sin miedo a equivocarme, la más importante. No hay posibilidad de éxito académico en ninguna otra área del saber sin el dominio de la lectoescritura, como tampoco en el mundo profesional o laboral (*).

De todas las competencias instrumentales necesarias para asegurar la plena realización vital la lectura es la más importante

La lectura nos atraviesa mucho más allá del ámbito literario o narrativo: leer todo tipo de textos (escritos, orales y multimodales), entenderlos, cuestionarlos y, a ser posible, disfrutarlos, es el pasaporte para comprender y vivir plenamente en el mundo que nos rodea. Estamos constantemente lidiando con el ejercicio de decodificación de mensajes publicitarios, noticias en prensa, subtítulos en vídeos de redes sociales, mensajería instantánea, memos y circulares escolares, instrucciones y manuales de uso, etc.

En este sentido, la lectura y su promoción en el aula, y especialmente los retos que se plantean para ser exitosos en esta misión, siguen siendo el elefante en la habitación para gran parte del colectivo docente. Sabemos que el problema está ahí: desafección hacia las lecturas escolares, instrumentos de evaluación que desalientan más que animan a leer, y en consecuencia comprensión lectora cada vez más pobre. Y aunque la comunidad educativa hace por revertir los resultados, parece que todavía no llegamos a los estándares deseados.

Por eso, no fomentar bien el gusto lector en nuestros salones de clase no solo aleja a los jóvenes del gusto estético de la literatura, del uso artístico de la lengua, sino que los pone en una situación vulnerable al entender estos que el texto escrito supone un problema al que no están dispuestos a enfrentarse, dejando así a este segmento de la población expuesto a fenómenos crecientes como la desinformación, la asimilación de ideas carentes de base científica, el uso irresponsable de la inteligencia artificial generativa o el consumo exclusivo de narrativas -audiovisuales o digitales, en su mayoría- de poca calidad y de nula utilidad para desenmarañar el contexto social e histórico que les rodea.

Por eso, es urgente repensar cómo presentamos la lectura a los jóvenes -y al mismo tiempo la escritura- para que, al igual que en la parábola bíblica, dejemos que los niños y jóvenes se acerquen al libro -como lo hicieron a Jesús-, y que no vean este objeto centenario ni la práctica lectora como una vaca sagrada, como materia de culto que les niega capacidad de agencia y no les ofrece posibilidad de elección, o como práctica asociada a ciertos formatos, espacios y ritos que les son ajenos. Nuestro objetivo: que se enamoren del libro -de su contenido, no del soporte- y del acto de leer.

Hay que evitar que el alumnado vea la lectura como práctica asociada a formatos, espacios y ritos que le son ajenos

La lectura como acto social

Las nuevas generaciones son sociales tanto en la decisión de su consumo cultural como en la expresión de ese consumo. Como docente no tengo dudas del potencial de la lectura en comunidad como fórmula para rescatar esta práctica entre los escolares de Iberoamérica. No tiene nada de original la propuesta, apenas el valor de reconocer los tiempos en los que vivimos, donde la experiencia cultural solo se valida cuando es compartida. Ejemplos de éxito hay cientos en toda la región, y eso debe inspirarnos. 

En esos códigos es que se mueve la juventud en términos generales. Por eso, es importante que la mediación lectora incluya siempre espacios de lectura compartida, de socialización y validación de los gustos lectores individuales, y por encima de todo, de apoyo al recorrido que niños y adolescentes hacen para consolidar itinerarios y biografías lectoras con identidad propia, alineadas con sus voces creativas como lectores en formación.

Es importante que la mediación lectora incluya siempre espacios de lectura compartida, de socialización y de apoyo al recorrido lector

Este fenómeno no es exclusivo de la educación, como así queda demostrado en el gran auge que han tenido en los últimos años las reading parties y los silent book clubs, espacios de lectura en grupo donde cada usuario participa con una lectura de su elección, y donde después de un tiempo asignado para la lectura se intercambian impresiones, valoraciones y experiencias de lectura.

Es una nueva forma de concebir el club de lectura tradicional, sin la mediación de un experto, sin la presión de llegar con el libro acabado y con la libertad de escoger el libro según criterios de gusto personal. Además, los jóvenes ya no se limitan a leer en papel. Construyen itinerarios lectores que combinan la lectura analógica con prácticas digitales: reseñas en formato booktuber, escritura colaborativa en wikis o participación en redes sociales de lectura como Wattpad. Estas experiencias evidencian que la lectura se ha desplazado a nuevos escenarios donde lo textual convive con lo audiovisual, lo hipertextual y lo lúdico.

Los jóvenes ya no se limitan a leer en papel. Construyen itinerarios lectores que combinan la lectura analógica con prácticas digitales

El reto para los educadores/mediadores es reconocer esta pluralidad de prácticas sin caer en la nostalgia de un modelo único de lectura. Leer hoy implica decodificar, pero también interactuar, crear, compartir y dialogar.

¿Es posible este modelo en la escuela? Creo rotundamente que sí, y de hecho es una práctica habitual en mi salón de clases: sesiones de lectura colectiva, en voz alta o de forma individual; picnics literarios donde se les ofrece a los estudiantes fragmentos de textos más amplios a modo de entrante, primer plato, segundo plato y postre, para conformar una constelación literaria a través del símil gastronómico; jornadas de escritura creativa apoyadas en lecturas previas y posterior lectura socializada de los textos creados, o la creación de vídeo-reseñas para convertirlos en lectores que hablan en primera persona de su experiencia literaria.

¿El resultado? Emociones que fluyen a través del texto y la palabra, intertextualidad y diálogos cruzados entre las lecturas propuestas y los textos creados derivados de esa lectura, dándole así a la lectura escolar una consecuencia que va más allá del mero análisis formal, histórico y estilístico del libro o autor, superando la lectura eferente para priorizar la lectura estética (el placer de leer).

La innovación en la práctica de la promoción lectora

Este cambio de paradigma pasa irremediablemente por una actualización pedagógica y una nueva forma de entender la lectura, su mediación, acompañamiento y evaluación. El docente de hoy se enfrenta a varios retos:

  • En primer lugar, debe actualizarse para no quedar al margen de las nuevas formas de lectura.
  • En segundo lugar, debe reconocer que no hay un único perfil lector, sino múltiples itinerarios que responden a intereses, contextos y culturas diversas, y así debe quedar recogido en el Plan Lector de Centro de cada institución educativa (Lluch, G., y Zayas, F., 2015).

Esto requiere formación continua y compromiso. No se trata de abandonar la lectura en papel, sino de ampliarla, enriquecerla y contextualizarla. En este esfuerzo, organizaciones como Fundación SM Puerto Rico han sido pioneras, y han logrado hacer de la innovación educativa en la promoción lectora su seña de identidad. Por los pasados doce años, el Curso de Promotores de Lectura, organizado en alianza con la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico se ha erigido como un faro para aquellos docentes, mujeres y hombres, que reconocen la emergencia de estos cambios en la lectura y que quieren ponerse a la vanguardia de las teorías y metodologías de promoción literaria y lectora.

El Curso de Promotores de Lectura en Puerto Rico representa un espacio de reflexión y práctica, de claustro aumentado, donde los docentes -miles impactados durante los pasados años, gracias a su formato virtual- pueden ensayar nuevas estrategias, compartir experiencias y encontrar inspiración. Los talleres de este curso -que ahora se han exportado al ámbito lusófono a través del Curso de Promotores en Brasil- han insistido, además, en la relación entre lectura y problemas transversales para el éxito educativo en la región: lectura y dificultades en el aprendizaje, lectura y nuevas tecnologías, etc.

La innovación pedagógica es una condición necesaria para sostener la promoción lectora en tiempos digitales. La mediación lectora requiere metodologías activas que superen el modelo memorístico y favorezcan aprendizajes significativos (Martí, 2021). Estrategias como la gamificación, el aprendizaje basado en proyectos o el uso de plataformas interactivas permiten involucrar al estudiante desde la motivación y el disfrute.

Promover la lectura no es solo un reto técnico; es también una vocación. Quien decide ser mediador o promotor de lectura asume un compromiso pedagógico que va más allá de los contenidos escolares. Implica inspirar, contagiar entusiasmo y abrir caminos hacia el conocimiento y la imaginación.

Promover la lectura Implica inspirar, contagiar entusiasmo y abrir caminos hacia el conocimiento y la imaginación

La lectura, entendida como experiencia vital, compromete al ser humano en todas sus dimensiones: individual, social y cultural (Escarpit, 1971). En la era digital, este compromiso se amplía porque la lectura ya no se limita al libro impreso, sino que se despliega en pantallas, audios, imágenes y redes de significados múltiples.

Retos y oportunidades

La promoción lectora en el siglo XXI exige mirar hacia adelante sin perder la memoria de lo que la lectura ha significado en el pasado. Supone aceptar que las actitudes hacia esta práctica cambian, que los jóvenes leen de maneras distintas y que la tecnología abre oportunidades inéditas.

El reto docente es responder con creatividad y compromiso, articulando metodologías innovadoras y planes sostenibles que integren las lecturas en papel con las digitales. Espacios como el Curso de Promotores de Lectura de Puerto Rico muestran que es posible formar mediadores capaces de asumir este desafío. Posible y necesario.

Leer hoy es un acto de agencia, un derecho cultural y una práctica social en transformación. La misión de los promotores y docentes consiste en acompañar a los lectores en este viaje, tender puentes entre generaciones y formatos, y mantener viva la pasión por leer en un mundo donde las formas cambian, pero la necesidad de historias permanece.


Valeriano Weyler Ramos es licenciado en Comunicación, máster en Análisis Sociocultural, en Educación y en Gestión Cultural. Desde Puerto Rico ha dirigido programas de mediación lectora en bibliotecas, colaborado con fundaciones y organismos públicos y participado en congresos dedicados a la promoción lectora. Docente y especialista en literatura juvenil, acompaña actualmente a estudiantes en proyectos de escritura y lectura.

 

Nota a pie

(*) Al hablar de éxito solo lo hago en términos de competencia básica, no de nivel de estudios o generación de riqueza.

Referencias

  • Barbero, J. M. (2005). Los modos de leer. Centro de Competencia en Comunicación para América Latina.
  • Cavallo, G., y Chartier, R. (1997). Historia de la lectura en el mundo occidental. Taurus.
  • Escarpit, R. (1971). Sociología de la literatura. Fondo de Cultura Económica.
  • Lluch, G., y Zayas, F. (2015). Leer en el centro escolar. El plan de lectura. Ediciones Octaedro.
  • Martí A. y García Vidal P. (2021). Gamificación y TIC en la formación literaria. Una propuesta didáctica innovadora en Educación Secundaria. Didáctica. Lengua y Literatura, 33, 109-120.
  • Weyler Ramos, V. (2023). Lectura 2.0: Fomento lector, alfabetización mediática y humanidades digitales [Tesis de maestría no publicada]. Universidad Alfonso X El Sabio.