Contra el mito del genio: el pensamiento creativo en PISA 2022

27 junio 2024
La educación del pensamiento creativo requiere entornos donde se tolera el fracaso y se premia el esfuerzo, más que los resultados (img.: iStock).

La creatividad no es un don innato exclusivo de unos pocos, sino una característica de la inteligencia que se puede y debe cultivar, y la escuela puede ser un espacio idóneo para su desarrollo. Por ello, PISA 2022 evaluó, por primera vez en la historia de estas pruebas, la competencia del pensamiento creativo, y los resultados acaban de hacerse públicos.

El mito del genio creador está muy extendido, seguramente porque permite contar de forma atractiva y mediante ‘historias de héroes’ el progreso de la humanidad a través de las aportaciones singulares de figuras con un talento excepcional para la creación (científicos, músicos, pintores, literatos, inventores…), pero la realidad es que la mayoría de las innovaciones son combinaciones exitosas de conceptos previos, procedentes de otras personas y otros contextos. Las ideas innovadoras no surgen de la nada, sino resultan de un proceso más gradual y colaborativo, por el que transitan ideas de procedencia diversa. Como decía Isaac Newton en su conocida carta a Robert Hooke, «si he visto más lejos ha sido por estar sobre hombros de gigantes», por referencia a sus grandes predecesores: Copérnico, Galileo y Kepler.

La antítesis de ese genio creador solitario, rebosante de ideas originales, intuitivas y espontáneas, sería el trabajador metódico, tenaz y meticuloso. Thomas Alva Edison podría ser un buen representante, aunque buena parte de sus ideas fueran tomadas de otros. Sostenía que «el genio está compuesto de un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de transpiración», algo que no compartía Nikola Tesla, quien no dudaba en achacar a su feroz adversario su escasa creatividad: «El trabajo de Edison en la lámpara incandescente y en el sistema de distribución de corriente continua, más que el de un inventor, fue el de un pionero extraordinariamente enérgico y dotado de la robustez de un caballo: portentoso en cuanto a cantidad, pero no creativo». Paradójicamente, Edison suele formar parte de esa peculiar hagiografía de grandes mitos ceadores por su conocida faceta de inventor prolífico.

En La especie desbocada, un libro fascinante sobre la creatividad humana, Anthony Brandt y David Eagleman (2022) desarrollan la tesis de que los seres humanos absorbemos y experimentamos con ideas y saberes heredados de otros: los  manipulamos, los combinamos, los transgredimos y, gracias a ello, progresamos en el conocimiento y la innovación. Sostienen que muchas ideas están conectadas, y que la mayoría de las invenciones proceden de un largo proceso de maduración. Por tanto, el genio creador no es sino alguien que ha sabido recoger esas ideas, trabajarlas y presentarlas en el momento oportuno. Y afirman: «En cada momento del tiempo, somos los herederos del funcionamiento cognitivo del software de los miles de millones de personas que nos han precedido».

Eagleman y Brandt describen cómo todas las innovaciones resultan de romper, mezclar y doblar lo que ya existe, y lo ilustran con numerosos ejemplos aparentemente inconexos. Romper es fragmentar, mezclar es combinar dos o más cosas de manera novedosa, y doblar es transformar algo existente a través de alteraciones. Aseguran que la maravilla de la creatividad humana «no es que aparezcan nuevas ideas de la nada, sino que dedicamos gran parte del territorio cerebral a desarrollarlas», es decir, recogemos ideas propias y de otros y las mezclamos, rompemos y doblamos para crear algo nuevo, porque de la creación y la innovación depende nuestra supervivencia. Lógicamente, defienden que se puede educar el pensamiento creativo enseñando a romper, mezclar y doblar ideas, para lo que se necesita un clima que no penalice el fracaso: «las nuevas ideas arraigan en entornos donde el fracaso se tolera», afirman. Pero un aspecto clave es asumir que innovar exige esfuerzo. Por ello, recomiendan al profesorado que evite elogiar indiscriminadamente a todo el alumnado, porque los elogios injustificados reducen la motivación para tomar riesgos, y elogiar siempre el esfuerzo, no los resultados.

La creatividad no es innata, se aprende

Llama la atención que sea tan fácil encontrarnos con personas de nuestro entorno que se autodefinen como poco creativas, como si la creatividad fuera un don innato que se tiene o no se tiene. La idealización del genio creador puede ser la causa de esta percepción, pero no es necesario ser un genio para ser creativo. 

Esta falta de confianza en las propias capacidades también puede deberse a otros factores paralizantes, como el miedo al rechazo de nuestras ideas por malas experiencias pasadas; al exceso de perfeccionismo, que nos hace descartar las ideas antes de compartirlas y trabajarlas; a la comparación con quienes parecen más hábiles con su competencia creativa y, seguramente, a una mentalidad fija que, según la psicóloga estadounidense Carol Dweck (2010), nos hace creer que la inteligencia y los talentos no pueden cambiar. Frente a esa convicción tan limitante, las personas con mentalidad de crecimiento creen que las habilidades y el talento pueden desarrollarse, aunque esto requiera esfuerzo, acompañamiento y estrategias de aprendizaje adecuadas. Y esta mentalidad es extensible al aprendizaje de las matemáticas (Boaler, 2016).

PISA y el pensamiento creativo

Afortunadamente, la creatividad es una característica de la inteligencia humana que todos podemos cultivar, y no un don exclusivo de unos pocos seres excepcionales. La escuela puede ofrecer un contexto idóneo, y eso justifica el interés de la OCDE, a través de las pruebas PISA, para fomentar el pensamiento creativo. Por otro lado, parece existir una estrecha relación entre el potencial creativo del alumnado, su capacidad de resolver problemas y sus resultados académicos.

Tras las pruebas PISA 2018, la OCDE dedicó un interesante análisis al desarrollo de una mentalidad de crecimiento que, como hemos visto, contribuye al cultivo de la creatividad (OCDE, 2021). Y en las últimas pruebas PISA incluyó, por primera vez desde su inicio, una evaluación de la competencia creativa, junto con las tradicionales evaluaciones de ciencias, lectura y matemáticas, que en esta edición fue la competencia principal evaluada.

El informe de estas primeras pruebas de pensamiento creativo, en las que participaron 64 países y economías pertenecientes o asociados a la OCDE, se ha hecho público este mismo mes de junio (OCDE, 2024),

Aunque lo habitual es relacionar la creatividad con el pensamiento divergente, PISA la midió a través de tres procesos clavegenerar ideas distintas, generar ideas creativas y evaluar y mejorar ideas- que se debían expresar en cuatro áreas de contenido: escritura creativa, expresión visual, resolución de problemas científicos y resolución de problemas sociales como, por ejemplo, cuestiones medioambientales.  

En cuanto a los resultados, se esperaba una razonable correlación entre los datos de competencia creativa y los de las competencias en matemáticas, en ciencias y en comprensión lectora. Y, en general, es lo que ocurrió; el alumnado de los sistemas educativos de alto rendimiento logró las mejores puntuaciones en pensamiento creativo. El mejor clasificado fue Singapur, con 41 puntos sobre 60, seguido por Corea del Sur (38), Canadá (38) y Australia (37). Los primeros países europeos clasificados fueron Estonia (36) y Finlandia (36). También en línea con los resultados en las otras áreas, España, con 32,8 puntos, se encuentra ligeramente por encima del promedio de la OCDE (32,7) y de la Unión Europea (32,1). Ocho de cada diez estudiantes españoles alcanzaron el nivel de rendimiento básico en pensamiento creativo, y cuatro de cada diez demostraron un alto rendimiento, similar a las medias de la OCDE y la UE.

Pero hay datos relevantes que se alejan de esa correlación entre pensamiento creativo y desempeños en las áreas tradicionales de PISA:

  • Los resultados en pensamiento creativo de varios países latinoamericanos quedaron muy por encima de lo que les hubiera correspondido por sus desempeños en matemáticas. Destacan Chile (31) y México (29), pero también quedaron por encima de las calificaciones esperadas, de acuerdo a su posición en el resto de áreas de PISA, Uruguay (29), Costa Rica (27) o Colombia (26), entre otros.
  • Por otro lado, las chicas obtuvieron mejores resultados en creatividad que sus compañeros varones en todos los países participantes. En España la diferencia a favor de las chicas fue de 2,2 puntos, menor que el promedio de la OCDE (2,7) y la UE (2,6). En Latinoamérica las chicas también quedaron por encima, pero con diferencias poco significativas. Una de las razones de esta diferencia, según Andreas Schleicher, director de PISA, podría deberse a la mayor competencia de las chicas en comprensión lectora, que constituye una palanca para la creatividad. Precisamente, las diferencias por género en comprensión lectora son poco significativas en el ámbito latinoamericano.
  • Algunos de los países y economías más destacados en las áreas tradicionales de PISA obtuvieron resultados en creatividad muy por debajo de las que les hubieran correspondido por correlación con estos resultados. Es el caso de Taiwán (33) y los territorios chinos de Macao (32) y Hong Kong (32). Como llamativa excepción, Singapur destacó sobre el resto de países tanto en la competencia de pensamiento creativo como en el resto de las áreas. Puede que parte de este buen desempeño guarde relación con su innovadora forma de trabajar la resolución de problemas en la que se exploran sistemáticamente caminos alternativos para llegar a la solución, lo que proporciona flexibilidad al proceso y fomenta la creatividad.

Atendiendo al nivel socioeconómico, otra conclusión muy relevante es que el desempeño en pensamiento creativo del alumnado de contextos favorecidos es mucho mayor que el de contextos desfavorecidos, con diferencias enormes de 9,5 puntos en el promedio de la OCDE y de 10,2 puntos en la UE. En el caso de España la diferencia es de 7,9 puntos que, aun siendo muy elevada, supone un mayor nivel de equidad que la media.

Por último, en cuanto al concepto de mentalidad de crecimiento, entendido como la creencia en la propia capacidad de aprendizaje y desarrollo, el 47 % del alumnado español cree que la inteligencia es algo propio que uno no puede modificar demasiado, dos puntos por encima de la media en la UE (45 %). A pesar de esto, el 86 % del alumnado español está de acuerdo o muy de acuerdo con que es posible ser creativo casi en cualquier materia, por encima del promedio de la OCDE (82%) y de la UE (84 %).

 

Referencias

  • Anthony Brandt y David Eagleman (2022). La especie desbocada. Barcelona: Anagrama.
  • Carol Dweck (2006). Mindset: The new psychology of success. New York: Ballantine Books.
  • Jo Boaler (2016). Mathematical Mindsets. San Francisco, CA: Jossey Bass – Wiley.
  • OCDE (2021). Sky’s the Limit. Growth mindset, students, and schools in PISA. Recuperado de este enlace
  • OCDE (2024). PISA 2022 Results (Volume III). Creative Minds, Creative Schools. 18 Jun 2024. https://doi.org/10.1787/765ee8c2-en  
  • INEE (2024). PISA 2022 – Pensamiento Creativo. Informe español. Recuperado de este enlace.